La caída de
Constantinopla.
*Publicado
en May Neim Presenta el 30-05-15
Renatto Bautista Rojas
Licenciado en Ciencia Política por
la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV)
El
29 de mayo de 1453, los turcos otomanos liderados por el sultán Mehmet II tomaron
Constantinopla, la legendaria capital del Imperio Romano de Oriente o
Bizantino.
¿Cuál
es el largo proceso de Constantinopla hasta su caída? Haremos un breve resumen
histórico.
Tras
el fallecimiento del emperador Romano Teodosio I, en el 395. El Imperio fue
dividido en dos, Arcadio (el mayor de los hijos) gobernó sobre Oriente; cuya
capital fue Constantinopla, mientras que Honorio gobernó sobre Occidente; cuya
capital fue Roma.
Por
su posición geográfica el Imperio Romano de Occidente sucumbió con mayor
rapidez ante el ataque de las naciones barbarás (definición de extranjeros para
los romanos). En el 476, los hérulos (pueblo bárbaro) liderados por su rey
Odoacro tomaron Roma y depusieron a su último Emperador Rómulo Augústulo.
Tras
la caída de Roma, el Imperio Romano de Oriente se convirtió en el único
heredero de la cultura, historia y tradición romana. Recordemos que el momento fundacional de Roma
data del 753 a.C. A través de sus tres períodos históricos: Monarquía,
República e Imperio. Roma como unidad política, ejerció su hegemonía mundial
hasta el 395. Sin duda, la influencia de la cultura, estrategia e historia
romana sigue vigente en nuestros días.
Como
todo país, el Imperio Bizantino sufrió varias crisis políticas que llevaron que
su Imperio que abarcaba la Península Balcánica, el Asia Menor, la Tierra Santa
y Egipto se viera reducida a las murallas de su capital, Constantinopla.
Las
Cruzadas, las rivalidades dinásticas por el trono bizantino más las pérdidas
territoriales de zonas productivas como Egipto acrecentaron la larga decadencia
del Imperio Bizantino.
En
los albores siglo XIV, surgió en la Península de Anatolia el incipiente estado
turco otomano. Desde su inicio ejerció una rápida expansión territorial. Mientras el Imperio Bizantino decaía como
resultado de un largo proceso de varios siglos, los turcos otomanos
consolidaron un estado pujante primero en la Península de Anatolia y luego en
la Península Balcánica.
1453,
es un año fatídico para la historia no sólo europea sino mundial. La batalla
definitiva si o si iba a ocurrir en ese año. Los turcos otomanos liderados por
el sultán Mehmed II iniciaron el sitio definitivo hacia la capital heredera de
Roma.
El
último emperador bizantino fue Constantino XI de la Dinastía de los Paleólogos.
El emperador Constantino XI sabía que la confrontación seria eminente; por lo
cual, aceptó la unión de la Iglesia Ortodoxa con la Iglesia Católica. De esta
manera, pretendía que los países del Occidente lo ayudaran en la defensa de
Constantinopla. Recordemos que por cientos de años, el Imperio Bizantino fue el
baluarte del cristianismo y de la cultura helénica en el Oriente. La clase
política bizantina se jugó su última carta, pero nunca recibieron la esperada
ayuda de los países de Occidente.
Esto
es una muestra más que en casos de emergencia, otros países deben intervenir
porque cuando los intereses que se perciben no sólo son de un país, es válido
que por valores universales y/o consensuales otros países puedan intervenir. La
indiferencia es un desvalor que no viene del Siglo XXI sino de los años que
vieron la decadencia y el final de los bizantinos.
El
historiador sueco Carl Grimberg nos menciona:
“No
obstante, en enero de 1453, Bizancio tuvo un asomo de esperanza: dos navíos
genoveses, al mando del célebre condottiero Juan Giustianini, llegaron al
puerto. El emperador confió a éste el mando de sus fuerzas y Giustianini
comenzó a poner la ciudad en estado de defensa.”
En
abril de 1453, los turcos otomanos iniciaron el asedio definitivo hacia
Constantinopla, los cañones turcos resonaban con fuerza en las murallas de la
ciudad día tras día. El cansancio del menguado ejército bizantino cada día era
más notario; a pesar, de la actitud firme y valiente del Emperador Constantino
XI que no huyó y decidió defender su ciudad hasta el último de sus alientos.
Resaltó
la actitud gallarda del último emperador de jamás abandonar Constantinopla y
pelear como un soldado raso; no sólo por la defensa de la ciudad, sino por el
significado histórico y político que ellos representaban. Constantino XI murió
en espada a mano; lo cual, pinta de cuerpo entero su actitud.
Así
como las dos guerras mundiales transformaron nuestra sociedad en el siglo XX,
la caída de Constantinopla fue el mayor hecho político en el siglo XV.
El
triunfo turco puso fin a varios siglos del legado romano; además, el consenso
de los historiados mundiales determinan que dicho suceso es el final de la Edad
Media; es bien cierto, que estos historiados pueden ser eurocentristas, pero la
influencia de la cultura romana es válida en nuestra actual sociedad.
Además,
debemos analizar esta situación. Tras la caída de Constantinopla en 1453; los
turcos otomanos - dueños del Bósforo – cortaron el puente del comercio
internacional (para ese momento) que era Constantinopla. El Occidente de Europa
podía comerciar con China usando como bisagra el puerto de Constantinopla.
Tras
el cierre de esta importante ruta comercial, los comerciantes como los
políticos europeos pretendían encontrar la ruta por Occidente para llegar hacia
la India y la China. Recuerden que en esa época, América no existía para los
ojos europeos; por lo cual, la famosa búsqueda de la ruta del Occidente los
llevo al encuentro de la civilización europea con las civilizaciones oriundas
de América el 12 de octubre de 1492.
Con
esta breve explicación, explico la importancia histórica de la caída de
Constantinopla y su relación con el encuentro con América del 12 de octubre de
1492.