Renatto
Bautista Rojas
Maestro
en Gestión de Políticas Públicas y Licenciado en Ciencia Política por la UNFV
Publicado el 12 de agosto del 2019, en Mundiario
Hace un mes en el
Centro Cultural Ccori Wasi, el destacado historiador peruano Hugo Neira Samanez
presentó su último libro titulado El
águila y el cóndor. México/ Perú que es un segundo tomo de su comparativo
entre el Perú y México. El primer tomo se titula El mundo mesoamericano y el mundo andino que data del año 2016.
El doctor Neira es el
mayor intelectual vivo, en el Perú, y siempre es un placer académico leer sus
libros, sus artículos y escuchar sus magnas conferencias que dicta sobre
política peruana y/o mundial. Tengo el alto honor que Don Hugo haya escrito el
prólogo de mi segundo libro A la luz de
la sombra: De Bello Gallico. Mi eterna gratitud, Maestro. Usted lo sabe
bien.
Cerrando mis
consideraciones personales creo que el último libro del Doctor Neira debe ser
leído, con mucha atención, por mi generación –la de los veinte y pico- porque
dice señeras reflexiones como las siguientes:
Primero:
Hace poco le pregunté al Doctor Neira ¿por qué la Revolución Gloriosa de 1688
(Inglaterra) no tuvo el impacto de la Francesa? En su libro se explica que la Revolución Francesa es
universal porque genera el concepto de ciudadano que es vigente hasta hoy,
además la Revolución Gloriosa solo fue para construir una monarquía
constitucional en Inglaterra no se hizo para exportarla, como sucedió con la
Francesa.
Segundo:
Nos
dice la terrible mezquindad académica que le tuvieron (y aún le tienen) a Pocho
Tantaleán por cometer el “delito” de ser aprista. Mucho se reverencia a la
historiadora Mc Evoy, pero mucho antes que ella lo escribiera, Tantaleán
escribió dos inmensos tomos titulados El
virrey Francisco de Toledo y su tiempo. Pero, pago caro su aprismo ya que
sus libros no se encuentran en las bibliotecas de las universidades privadas de
mayor prestigio. ¡De horror!
Tercero:
Nos
describe, con lujo de detalle, la vida política de un estadista, controvertido
hasta el día de hoy, como Don Nicolás de Piérola quien fuera Ministro de
Hacienda (hoy Economía) y dos veces Presidente del Perú. Todo un César peruano
fue Piérola como Víctor Raúl Haya de la Torre y Alan García. Piérola por
enfrentarse a la oligarquía peruana, por el célebre Contrato Dreyfus, se ganó
su ojeriza, muy evidenciada en su diario de mayor representación. ¿Adivinan? El
que se ufana de ser el Decano.
Cuarto:
Me
hizo recordar anteriores lecturas sobre un César mexicano llamado Agustín De
Iturbide que se coronó Emperador de México como Agustín I. Lo encuentro lógico
porque el México pre-hispánico como el México virreinal fue gobernado por
Emperadores y hasta ese momento no conocían nada de una experiencia republicana
presidencialista. México siempre fue cesarista y el Emperador Agustín I lo
sabía, por lo menos, es mi idea. Don José de San Martín lo sabía para el Perú,
pero nuestras élites no querían una monarquía constitucional. Otra hubiera sido
nuestra historia. El Emperador Agustín sabía que los europeos volverían a
México, no lo dejaron hablar, lo fusilaron y, de muerto, tuvo razón porque
llegaron los franceses con Maximiliano de Habsburgo.
Quinto:
El
Doctor Neira que no tuvo una formación política de derecha ni se le puede decir
monárquico. Menciona las obras del segundo emperador mexicano, Maximiliano I de
Habsburgo, como la construcción del castillo de Chapultepec, el embellecimiento
del Zócalo y la construcción del hoy llamado Paseo de la Reforma; es decir, el
Emperador Maximiliano fue un buen arquitecto, otro César mexicano.
Ya tengo dos césares
mexicanos. Los emperadores Agustín I y Maximiliano I para un futuro libro que
tal vez se podría titular Los Césares indoamericanos. En mi cabeza también me
pasan los presidentes mexicanos Plutarco Calles y Lázaro Cárdenas, el panameño
Omar Torrijos, indudablemente el venezolano Simón Bolívar como sus compatriotas
Rómulo Betancourt y Carlos Andrés Pérez, el colombiano Álvaro Uribe, el
boliviano Víctor Paz Estensoro –el único boliviano en ser cuatro veces
Presidente de su Nación, el chileno Augusto Pinochet y el último Emperador del
Brasil.
Hay mucho más que
escribir sobre el libro del Doctor Neira, no lo hago porque Ustedes también lo
deben leer y aprender mucho de su lucidez.
Solo le pido a Cristo
que el Doctor Neira viva muchos años más y siga escribiendo con la gran pluma
que él maneja por su inmensa capacidad intelectual.