martes, 9 de mayo de 2017

Escribo, luego existo: El poder de la pluma



Renatto Bautista Rojas
Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV).
Publicado en May Neim Presenta, con fecha 09-05-17

El inmortal filósofo francés Renato Descartes escribió “Pienso, luego existo”. Tuvo mucha razón porque el debate académico y/o político siempre ha sido con las ideas; es decir, primero formulamos un pensamiento y luego pasamos al debate que es la cristalización de dicho pensamiento.
El “Pienso, luego existo” se complementa con el “Escribo, luego existo” porque todos podemos tener N pensamientos –desde lo político hasta lo espiritual- pero escribir, no todos lo hacen y menos aún, en una sociedad sumergida en las redes sociales, donde observamos a los impresentables destilar su odio. En cambio, nosotros no podemos quedar como simples panfleteros del Facebook ni debemos perder la importancia del poder de la pluma.
¡Vaya que la pluma ha sido y es el soporte de toda ideología y religión!
Quienes escribimos en medios de comunicación y poseemos uno o varios libros publicados. Tenemos el poder de la pluma, para compartir nuestros pensamientos. No es una tarea fácil porque debemos organizar nuestras ideas y determinar  el estilo en que escribimos.
El poder de la pluma nos da la facilidad de combatir ideas contra otras ideas y de marcar una presencia académica y /o política, con mayor razón en ámbitos  donde otros no escriben ni en “El Trome”, pero se autoproclaman “exitosos profesionales”. ¿Qué éxito puede tener alguien que ni escribe en los diarios chichas?
Por mis ideas políticas y por ejercer un estilo frontal al escribir sé que he ganado malas leches y odios. La pluma me da el poder de contestar a esos impresentables y/o gatopardistas, pero sencillamente no lo hago porque el combate nunca es personal, es solamente de ideas. Además, los artículos se responden con artículos como los libros se responden con otros libros, lo demás es fútil y en eso, jamás me he rebajado.
Amigo joven, tú que me estás leyendo y coincidimos en nuestras ideas políticas, es hora de cambiar el timón y construir nuestro propio poder, el de la pluma.
Históricamente, la pluma es el arma más poderosa del mundo.

¡La historia nos espera!

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