sábado, 8 de julio de 2017

Reflexiones: El libro negro de la nueva izquierda


Publicado en Mundiario con fecha 05-07-2017
Renatto Bautista Rojas
Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV)

El libro negro de la nueva izquierda ideología de género o subversión cultural es la más reciente obra académica y política del abogado argentino Nicolás Márquez y del joven politólogo argentino Agustín Laje donde desnudan la ideología de género y todo el discurso de odio que tienen contra nuestra cultura y sociedad.
En este magistral libro se expone como el marxismo evoluciona en su enfoque económico (la famosa “lucha de clases”) hacia un enfoque cultural (comenzó como “lucha de sexos”). Quienes hemos leído a los comunistas (la verdad siempre es un desafío leer libros que contiene tanto odio hacia la democracia y la libertad) entendemos que ellos son especialistas en la construcción de dicotomías tan absurdas como los “buenos” y “decentes” por el “lado correcto de la historia” contra los “malos” y “corruptos” por el “lado incorrecto de la historia.”
El comunismo (o marxismo) y todas sus caretas (ambientalismo, progresismo y demás ridiculeces que se autodenominan) comprendieron que el capitalismo (el sistema económico que tanto odian, pero en el cual viven como “reyes”, sino miren a los hijos de los generales y políticos chavistas) ha reducido la pobreza -a nivel mundial- y está elevando los niveles de vida de la humanidad; por el tanto, el obrero, el estudiante y todo miembro de la clase media (burguesía si le desean llamar) ya no respalda esos golpes de estados mal llamados “revoluciones” ni termina votando por la izquierda. En dicha lógica, la izquierda ha evolucionado con otro tipo de discurso para tener un gratuito y nuevo ejército que luche contra el capitalismo, la religión cristiana (católicos, ortodoxos, luteranos y demás ramificaciones) y sobre todo contra la familia. Ese tipo de discurso reinventado se sustenta en la ideología de género.
Voy a citar doce veces a los autores, demostrando la sólida argumentación del evolucionar del marxismo con su nueva careta llamada ideología de género.
1. En la página 19, los autores (Márquez y Laje) escriben: “la izquierda no sólo se apoderó políticamente de gran parte de Latinoamérica sino lo que es muchísimo más grave: hegemonizó las aulas, las cátedras, las letras, las artes, la comunicación, el periodismo y, en suma, secuestró la cultura y con ello modificó en mucho la mentalidad de la opinión pública: la revolución dejó de expropiar cuentas bancarias para expropiar la manera de pensar”.
Con toda sinceridad, esta es una triste realidad porque la izquierda –en 50 años- tuvo y tiene la capacidad de ser hegemonizador en la cultura y quienes no pensamos como ellos, nos excluyen de todo debate académico y político ¿por qué? Porque son totalitarios y no desean que otros comprendan la gran tragedia que el comunismo representa, con más de 110 millones de muertos, desde esa orgía de sangre que ellos denominan “revolución rusa”.
2. En la página 28, los autores escriben: “constituirá el final de la historia, el advenimiento del paraíso comunista: la sociedad sin clases, sin política, sin Estado, sin religión”.
El comunismo como todas sus caretas pretenden construir un “paraíso terrenal” donde no haya ni ricos ni pobres, donde el Estado no exista y sobre todo la religión ergo nuestra tradición respaldada en la familia no existan. La destrucción de la religión (y no sólo la cristiana sino todas las religiones) como la familia es importante porque al destruir nuestra cultura y nuestra tradición, el comunismo podrá ganar la guerra. A los comunistas y/o izquierdistas (que para mí, es lo mismo) les recuerdo que ese “paraíso terrenal” no lo pudo construir ninguno de sus principales tótems (Lenin, Stalin, Mao y los Castros).
3. En la página 39, los autores escriben: “la izquierda debe crear una ideología en la cual estas fuerzas puedan identificarse y unirse en una causa común; la nueva izquierda debe ser el pegamento que unifique, invente y potencie a todos los pequeños conflictos sociales, aunque estos no revistan naturaleza económica”.
Muy cierto porque la izquierda sabe que su planteamiento económico está caduco; por lo tanto, han tenido que “evolucionar” con un nuevo discurso que construya dicotomías sociales, desde el aspecto medioambiental hasta el sexual.
4. En la página 67, los autores escriben: “volviendo a la URSS, la legislación y los esfuerzos del Estado soviético en materia sexual durante el período leninista, especialmente durante la década del ’20, se resumieron en la destrucción de la familia. (…) ¿Y por qué el comunismo se empeña en tal cosa? Por una sencilla razón: la institución familiar supone un resguardo del individuo y sus relaciones más próximas frente a la intromisión del Estado. (…). En efecto, la familia educa a los hijos, reproduce tradiciones, mantiene creencias y valores al margen del dirigismo de los mandones de turno. La familia es, en una palabra, el núcleo de la sociedad civil, y la sociedad civil constituye la dimensión que resulta absorbida en regímenes totalitarios por la política, donde ésta lo invade todo”.
La extinta URSS es y será el referente para todo izquierdista por ser la primera “revolución” socialista exitosa en la toma del poder, pero a costa de la destrucción de la familia que es el primer espacio donde se transmite y defiende la cultura y la tradición de la sociedad. A los padres de familia que me leen, entiendan que todo proyecto izquierdista pretende la destrucción de lo que concebimos como familia que no es un concepto religioso sino un producto de la naturaleza humana que transciende toda cultura.
5. En la página 88, los autores escriben: “los enemigos del capitalismo y la sociedad abierta deben enfocarse en destruir a la familia: para destruir el orden y la calma que ella proporciona; para destruir la fuerza de trabajo que ella engendra para el mercado; para cortar en seco la socialización que ella logra en valores tales como la libertad y el respeto por el valor de los individuos. (…) El resultado de ello no puede ser jamás de liberación sino, al contrario, de inescrutable opresión y explotación, de cuya realidad dieron cuenta los experimentos comunistas del Siglo XX, sus genocidios, hambrunas y campos de concentración”.
A pesar que suene reiterativo, el presente fragmento demuestra el gran interés de la izquierda en destruir a la familia porque es la institución natural que amalgama toda nuestra cultura y tradición. Obviamente, el comunismo; en base a sus orgías de sangre, pretende construir una cultura en base a su ideología política.
Si ellos logran destruir a la familia, todo el orden que actualmente conocemos será parte de la historia; y su triunfo, sería una triste fatalidad en el siglo XXII. ¡Jamás la izquierda debe ganar la guerra!
6. En la página 95, los autores escriben: “es la biología la que dicta las condiciones bajo las cuales la humanidad en cuanto tal puede ser reproducida”.
Sencillamente la biología permite que sólo existan dos sexos: el masculino y el femenino, no existe ni existirá un tercer sexo en la humanidad.
Además, la preservación de nuestra especie se debe –únicamente- por las relaciones íntimas de heterosexuales. Jamás de una relación íntima homosexual nacerán bebés. ¡Ni con cien mil operaciones podrán cambiar la genética humana! Que todos lo sepan, no es un tema religioso, es un tema biológico y genético.
7. En la página 119, los autores escriben: “En el año 2004, víctima de una depresión producto de sus traumas psicológicos y existenciales, David Reimer se quitó la vida con una escopeta, habiendo dejando antes, no obstante, un premonitorio testimonio en un filme documental por su historia”.
¿Quién fue David Reimer? Fue un niño que tras una fallida circuncisión quedó mutilado su pene, tras esta terrible situación, se presentó ante los padres, el psicólogo John Money. Este psicólogo convenció a los padres para realizar un macabro experimento donde cualquier persona puede ser formada como mujer o varón; muy aparte, de lo que biológicamente es.
Como lógicamente era esperado, ni los tratamientos hormonales ni la formación como mujer al niño Reimer, hicieron posible que el niño se adapte como niña, y posteriormente, los padres decidieron decirle la verdad al hijo. Desde ese momento, el niño Reimer vivió como niño. Lamentablemente, nunca pudo superar el tremendo trauma realizado por el enajenado psicológico y terminó suicidándose.
Este terrible caso demuestra el rotundo fracaso de la ideología de género en la carne de John, la realidad superó terriblemente cualquier límite imaginable.
8. En la página 159, los autores escriben: “La legislación penal soviética considera la homosexualidad castigable. (…), en consonancia con el Código Penal Soviético, el cual penó la homosexualidad en su artículo 121 con al menos de cinco años de confinamiento en los Gulags: entre 1934 y 1980 fueron condenados cerca de cincuenta mil homosexuales”.
He citado estas líneas del libro para demostrar a todos los comunistas y/o izquierdistas que su falso paraíso terrenal fue un Estado donde el homosexual (sólo por el hecho de serlo) iba a los terribles campos de concentración de la Rusia comunista que se denominaban Gulags.
¡El Imperio Soviético encarceló y asesinó a miles de homosexuales sólo por serlos, no por cometer ningún delito! ¡Sóbense camaradas!
9. En la página 161, los autores escriben: “para que se diseñara a partir de 1959 aquello que fue el tristemente célebre campo de concentración para castigo de sodomitas situado en la península de Guanacahabibes”.
No sólo los camaradas del Imperio Soviético encarcelaban y mataban a los homosexuales sino en la isla referente del marxismo criollo que es Cuba. La Cuba de los Castro no de Batista ni de la Enmienda Platt.
El odiado capitalismo no construye campos de concentración para encarcelar y matar a los homosexuales, eso lo hizo las dictaduras comunistas. ¡Sóbense camaradas!
10. En la página 194, los autores escriben: “Pero el sexo no se cambia jamás en la vida y en todo caso, a lo que un travesti puede aspirar es a someterse quirúrgicamente a la autoagresión corporal consistente en amputarse los genitales, pero esta insana decisión de arrancarse la entrepierna en modo alguno implica que el mutilado varón deje de ser varón: nació varón y morirá varón con o sin tijerazo”.
Aunque suene reiterativo escribirlo, pero todos deben recordar que ninguna operación (ni en la clínica más costosa en Europa) hará que el varón – biológica y genéticamente- deje de ser varón. Ni el más radical comunista y defensor de la ideología de género podrá negar que biológica y genéticamente sólo existan dos sexos en la especie humana.
11. En la página 207, los autores escriben: “El matrimonio en su concepción heterosexual no constituye una institución importante por mera imposición cultural sino porque de dicha unión deriva la procreación de la especie y de ella depende la mismísima supervivencia de la humanidad, nada menos”.
Lo escrito por los autores, es una realidad obvia para nosotros, pero no para los fanáticos que creen en la ideología de género como en esa falacia del multiculturalismo y la híper tolerancia con todo lo conocido y desconocido.
Se imaginan si la dictadura de la corrección política prohíbe los matrimonios heterosexuales y que sólo los homosexuales puedan contraer matrimonio, esta decisión, llevaría a la extinción de toda la especie humana porque sólo por relaciones íntimas heterosexuales se procrean nuevos seres humanos.
12. En la página 207, los autores escriben: “En conclusión la ideología de género con sus distintas caretas y variantes es una de las fachadas visibles de la revolución cultural izquierdista”.
Suscribo estas líneas de conclusión porque la ideología de género fue creada por izquierdistas, y hoy, es defendida y difundida por izquierdistas. Si alguien que no se autoproclama izquierdista dice defenderla, demuestra que a pesar de todas sus negaciones, es y será un agente del marxismo cultural; es decir, es un izquierdista acomplejado y asolapado.
¿Si un animal caza ratones y dice miau qué animal es? La respuesta es obvia es un gato, por más que diga que es otro tipo de animal. Así de cruda y sencilla es la ideología de género.
Lo que rescato –en comparación con otros libros- es que los autores tanto en fuentes bibliográficas como en historia han demostrado la evolución del discurso marxista hasta llegar al presente siglo, con la denominada ideología de género.
Invito a todos mis lectores (de izquierda y de derecha) a leer el libro de Márquez y de Laje. Si persistiendo en la lectura, creen que los autores están equivocados, les reto a escribir un libro de 285 páginas donde –con argumentos históricos- puedan rebatir a los escritores argentinos.
¡Vamos, los esperamos! ¿Quién será el o los valientes?
P.D. No soy el único en darse cuenta que en el Perú existe la vil intentona de formar un Frente popular versión andina. ¡No ganarán!

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