Renatto Bautista Rojas
Magíster en Gestión de
Políticas Públicas, Licenciado en Ciencia Política y catedrático nombrado en la
Facultad de Derecho y Ciencia Política de la UNFV
Publicado el 1 de mayo del 2023 en El Montonero
Hace menos de una semana, el
expresidente peruano Alejandro Toledo fue extraditado de los Estados Unidos al
Perú por diversos casos de corrupción, ahora el expresidente Toledo está
recluido en Barbadillo, lo curioso es que Toledo en las campañas electorales de
los años 2000 y 2001 se presentaba como el luchador anticorrupción cuando él ahora
está preso con su principal adversario político, obviamente me refiero al
expresidente Fujimori. Es cierto que el decenio de Fujimori y Montesinos surgió
en base a un golpe de Estado (5 de abril de 1992) y que degeneró en corrupción,
pero lo también cierto es que el supuesto luchador anticorrupción Alejandro
Toledo terminó acusado en graves actos de corrupción, uno puntualmente
relacionado a la empresa brasileña Odebrecht. Indudablemente, Toledo no tuvo
licencia para ser corrupto ni estafar al Perú.
Lo también cierto, en
coherencia del título de mi artículo, en los últimos 23 años ha habido
expresidentes que levantan las banderas de la lucha contra la corrupción y el
“antifujimorismo”, pero han terminado acusados -seré generoso- en actos de
corrupción o inclusive han acabado presos como lo está Toledo con Castillo, es
válido recordar que tiene prisión preventiva por 18 meses por el delito de
sedición y lo han estado Humala y Kuczynski, el único que se salva es Vizcarra
que tiene la protección de todo el poderío de los “caviares”, esa casta de
fariseos que enorme daño le hace al Perú.
A modo de conclusión quiero
que los lectores entiendan que Toledo se presentó como un luchador
anticorrupción, pero al llegar el poder, lo uso de manera viciosa para obtener
ilícitamente una riqueza que representa una cachetada a la grandeza histórica
del Perú. Ojalá que los electores, de seguro de buen corazón, ya no crean más
en supuestos “luchadores anticorrupción” porque terminan casi siempre en
prisión al estilo del sedicioso Castillo y del falso ídolo “caviar” Toledo.
¡Vade retro, Perú!