miércoles, 22 de julio de 2020

9 años de gobierno castrochavista peruano

Por Renatto Bautista Rojas
Magíster en Gestión de Políticas Públicas y Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV)
Publicado en Mundiario, con fecha 21-07-2020

El 28 de julio del 2011 asumió la Presidencia de la República, el agente castrochavista Ollanta Humala.
A diferencia de algunas amistades, siempre consideré que el castrochavista Humala iba a implementar el mayor plan demagogo, al estilo de su jefe el dictador Chávez, para quedarse en el poder hasta el día del juicio final que inexorablemente todos afrontaremos.Felizmente me equivoqué porque el castrochavista Humala no quiso cambiar el modelo económico, no sé el por qué podría ser porque la derecha peruana no lo permitiría o la clase media era más fuerte antes o porque Alan García se tumbó el plan de la reelección conyugal, lo positivo que no hubo la mentada reelección ni cambio de Constitución ni del modelo económico, pero si fue el inicio de la llegada de muchos castrochavistas en el aparato burocrático peruano, lo que se llama izquierda caviar o izquierda parasita como genialmente lo llamó Carla García.
Este gobierno fue el inicio de la implementación de la nefasta ideología de género –que es el brazo efectivo del marxismo cultural para millones que no han leído libros de Marx y Engels- como fue el inicio de la sistemática campaña de demolición a la majestad del Parlamento que fue, es y debe ser el primer poder del Estado.
Pasaron los 5 años del castrochavista Humala, para ser sucedido por Pedro Pablo Kuczynski, pero para ser sinceros ellos ganaron porque el hoy Presidente de Consejo de Ministro decretó la inamovilidad para las fuerzas armadas y policiales, de esta manera impidieron que los militares y policías votarán por Keiko Fujimori por el recuerdo de mano dura del régimen autocrático del padre. Por eso, considero que Pedro Cateriano vuelve a este importante cargo para realizar otro fraude electoral en el caso que la segunda vuelta sea entre un candidato de la izquierda caviar con un candidato opositor al castrochavismo. Cateriano juega, sucio en política, porque representa una anti política basada en el odio enfermizo a dos fuerzas políticas como el aprismo y el fujimorismo. Al grado, y esto lo sé de primera mano, que al ser Presidente del Consejo de Ministros, en el gobierno castrochavista Humala, su carro oficial siempre circulaba por los alrededores de la residencia de Alan García. Eso tiene un nombre: Obsesión enfermiza. ¡Siempre quiso ser como Alan García! Le envidiaba su inmensa cultura que tenía, tal vez fue la principal causa del odio enfermizo que muchos tuvieron contra García Pérez.
Volviendo con el precario gobierno de Kuczynski,  a pesar de ser derechista, gobernó con muchos castrochavistas como un tal Nieto, implicado en las corruptelas de Villarán, permitió la permanencia del caviar Saavedra en el estratégico Ministerio de Educación, donde dio muchas consultorías a sus colegas caviares, además de la permanente campaña mediática contra la majestad constitucional del Congreso al ponerle el injusto sambenito de “obstruccionista” cuando la principal labor del congresista es fiscalizar.
Tras la renuncia de Kuczynski, asumió el poder su vicepresidente Vizcarra que siguió gobernando con caviares y castrochavistas, como Del Solar, Zeballos, La Rosa y el carnicero e inefable Zamora en Salud. Es decir estos 4 años de gobierno de Kuczynski – Vizcarra fue una prolongación del castrochavismo peruano.
La vuelta a la Presidencia del Consejo de Ministros, del odiador Cateriano demuestra la presencia del castrochavismo peruano y/o de la izquierda caviar porque este personaje no tiene nada de derechista. Ningún político de derecha hubiera trabajado con un agente castrochavista, acusado de asesinato en Madre Mía y de permitir la llegada de avionetas con droga en la selva peruana cuando era capitán del ejército peruano. Para zanjar el debate bizantino sobre la supuesta derecha peruana. Aquí gobiernan, muy tranquilamente, la izquierda caviar y/o parásita con una derecha mercantilista que solo quieren enriquecerse además son las mismas familias que gobiernan al Perú desde la Batalla de Ayacucho. ¡Es puro gatopardismo!
¿Quién o quiénes nos salvarán del castrochavismo? ¿Ya estaremos condenados a seguir el sendero de hambre y totalitarismo de Cuba, Nicaragua y Venezuela?
¡La Nación peruana debe insurgir de este largo letargo antes de perder todas las libertades políticas!

martes, 14 de julio de 2020

¿Celebramos 200 años de República?


Renatto Bautista Rojas
Magíster en Gestión de Políticas Públicas y Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV)
Publicado en Mundiario, con fecha 13-07-2020

El próximo año celebraremos 200 años de República, pero una pregunta valedera es ¿qué celebramos en verdad? Me formulo esta pregunta por dos poderosas razones: Primero cada tres lustros hay golpes de Estado aplaudidos por una masa de fanáticos y segundo porque muchos de mi generación aplauden el gobierno de facto como si el Perú tuviera los niveles de vida de Noruega o Suecia, salvo que sean trabajadores de algún ministerio y les hayan dado la orden de ser porristas virtuales a cambio de un puesto laboral.
Lo cierto es que no hay muchos motivos objetivos que celebrar, por los 200 años de la República, porque la inmensa mayoría de peruanos no entiende la importancia de los conceptos de democracia, equilibrio de poderes del Estado, libertades políticas y republicanismo, pero lo que saben bien es de autoritarismo, golpismo y militarismo sumado a su gran dosis de odio político.
Para no hacer una larga clase de historia republicana es válido recordar los antecedentes del autoritarismo, golpismo y militarismo en la mayoría no cívica peruana.
Primero, solo en 1872 se “eligió” en colegios electorales al primer presidente civil Manuel Pardo. Desde la proclamación de la Independencia respecto a la corona española (1821) hasta 1872, todos los presidentes peruanos eran militares que tomaron el poder por golpes de Estado o por elecciones amañadas por colegios electorales donde solo participaban la aristocracia y los pocos peruanos varones que eran profesionales y/o tenían título de propiedad.
Luego del gobierno de Pardo (1872-1876) le sucedió el general Mariano Ignacio Prado que afrontó la Guerra con Chile (1879-1883), luego de la guerra vinieron los gobiernos del segundo militarismo (1883-1895) para ser sucedido por la llamada República Aristocrática (1895-1919), que si bien es cierto fue gobernado por civiles desde Nicolás de Piérola hasta José Pardo salvo el año de la junta militar encabezada por Benavides (1914-1915), pero seguía el sistema de elección por colegios electorales excluyendo a la gran mayoría peruana de cualquier tipo de elección. Luego vino la dictadura o más conocido el Oncenio de Leguía (1919-1930) para ser sucedida por el Tercer Militarismo (1931-1939) y/o dictablandas como el primer gobierno de Manuel Prado (1939-1945). Lo cierto es que el primer gobierno democrático fue el encabezado por José Bustamante y Rivero (1945-1948) que no terminó su período constitucional por el golpe de Estado del general Odría que regentó el Perú desde 1948 hasta 1956. Este golpe de Estado y cierre del Parlamento fue muy aplaudido bajo la falacia de “se necesitaba orden.” La infame dictadura de Odría fue sucedida por el segundo gobierno de Manuel Prado que fue un gobierno democrático porque estableció La Convivencia con el aprismo de Haya de la Torre y permitió la existencia de otros partidos como Acción Popular y la Democracia Cristiana, pero este sexenio constitucional fue interrumpido por un golpe de Estado en contra del triunfo aprista, la Junta Militar gobernó desde julio de 1962 hasta julio de 1963, los militares fueron sucedidos por el primer gobierno constitucional de Fernando Belaúnde (1962-1968) que no terminó su período constitucional por el golpe de Estado del general Velasco, un golpe de Estado muy aplaudido por muchos. Lo cierto es que los militares se quedaron en el poder hasta el 28 de julio de 1980, pero el inicio de la transferencia del poder a los civiles inició con la convocatoria a elección a la Asamblea Constituyente y la posterior instalación presidida por el líder fundador del aprismo, Víctor Raúl Haya de la Torre, que semanas antes de su deceso, exactamente el 12 de julio de 1979, firmó la Carta Magna de 1979.
Recién en las elecciones generales de 1980, se estableció el voto universal, y se retornó a la democracia con el segundo gobierno de Fernando Belaúnde (1980-1985), continuó con el primer gobierno de Alan García (1985-1990) y que debió seguir con Alberto Fujimori, pero él dio un autogolpe de Estado, el 5 de abril de 1992, cerrando el Parlamento bicameral e interviniendo el Poder Judicial y la Fiscalía de la Nación. Lo también cierto es que el autogolpe de Estado fue aplaudido por muchos peruanos que no entienden el significado de la democracia y las libertades políticas. Tras la revelación del video donde el inefable asesor presidencial, Vladimiro Montesinos dio una coima al entonces congresista opositor Kouri, los peruanos recién entendieron el terrible grado de corrupción de este gobierno que terminó con la vacancia de Fujimori. Tras este vacío del poder, el congresista Valentín Paniagua asumió la Presidencia del Perú, la democracia peruana volvió y siguió con los gobiernos constitucionales de Toledo, el segundo gobierno de Alan García, el gobierno de Humala y el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski.
Lo cierto es que desde el gobierno de Humala empezó la inefable campaña mediática contra la majestad del Parlamento, que es y siempre debe ser el primer poder del Estado, con la obvia intención que el Parlamento sea una simple mesa de partes del Poder Ejecutivo y apruebe toda ley sin ninguna discusión legal ni técnica.
Humala fue sucedido por Kuczynski, pero el escándalo de Odebrecht fue tan grande que Kuczynski tuvo que renunciar a la Presidencia sumado a la revelación de un inefable video donde se intentaba comprar el voto de un congresista para votar en contra de la segunda vacancia de Kuczynski. El Presidente renunciante fue sucedido por su primer vicepresidente Martín Vizcarra que desde el primer momento inició una terrible batalla contra el Parlamento con el pretexto de que el Congreso era fiscalizador y obstruccionista, pero los peruanos que aplaudieron el golpe de Estado se olvidan que una de las tres labores del Congreso es fiscalizar porque hay casos de corrupción en el actual gobierno de facto como las contrataciones al cuñado del gobernante de facto como las contrataciones al padre y tía de la hija de la actual Secretaria de la Presidencia de la República. Estos dos actos de corrupción son punibles con cárcel porque han cometido tráfico de influencias y por el impedimento legal de contratar con parientes, hasta el tercer grado, en el Estado.
Volviendo con el orden cronológico, el gobernante de facto dio un golpe de Estado el 30 de septiembre del año pasando, disolviendo ilegalmente un Parlamento elegido por el voto universal y que ningún peruano cuestionó los resultados. Lo también es cierto que este golpe de Estado fue aplaudido por muchos peruanos que no entienden nada de democracia, de libertades políticas y de la independencia de los Poderes del Estado.
Este golpe de Estado que es un quiebre del orden constitucional fue maquillado con un elección a un nuevo Parlamento donde primó el fraccionamiento político y un descarado populismo que destruye nuestra economía y el republicanismo que es incipiente en nuestro país.
En conclusión, lamentablemente en el Perú no hay mucho que celebrar ante la llegada de los 200 años de la República porque las masas no entienden que todo cierre de Parlamento es una dictadura y que la existencia de un Parlamento es vital por el equilibrio de poderes para fiscalizar todo exceso o corruptela del Poder Ejecutivo.
¡Lamentablemente no hay mucho republicanismo en el Perú por más que seamos una República! ¡Terrible por eso no hay mucho que celebrar!

domingo, 5 de julio de 2020

¿Por qué no se debe eliminar la inmunidad parlamentaria?


Renatto Bautista Rojas
Maestro en Gestión de Políticas Públicas y Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV)
Publicado en Mundiario, con fecha 05-07-2020

El Congreso del Perú aprobó, por 82 votos, la eliminación de la inmunidad parlamentaria. ¡Terrible horror! ¡No conocen nada de historia universal ni de derecho parlamentario!
Esta votación, que no llega a los dos tercios legales o 88 votos, nos llevará a un innecesario referéndum donde la mayoría de electores, que desconocen la historia universal y el derecho parlamentario, lamentablemente secundarán este horror contra la separación de poderes y la principal función de los congresistas que es fiscalizar.
Los 82 congresistas y, no dudo, muchos peruanos desconocen  la historia de la inmunidad parlamentaria. ¡Voy a explicarles!
La inmunidad parlamentaria surge en Europa con la finalidad de evitar el abuso y/o venganza del rey frente a los parlamentarios que fiscalizaban los abusos de la monarquía absoluta. Los dos casos más emblemáticos del abuso de reyes europeos fueron representados por Carlos I de Inglaterra y Luis XVI de Francia. Estos monarcas siempre buscaron acusar de cualquier delito a los parlamentarios que los fiscalizan, con el insano objetivo de generarles miedo y apartarlos de la política.  Los abusos de Carlos I degeneraron en la Revolución Inglesa que terminó con la cabeza de Carlos rodando. Similar situación pasó con los abusos de Luis XVI que originaron la Revolución Francesa y la cabeza guillotinada del rey Borbón.
La inmunidad parlamentaria surge históricamente para salvaguardar la libertad del congresista fiscalizador ante un autoritario Poder Ejecutivo como impedir la vil vendetta del Ejecutivo a través de absurdas denuncias sumado a que la inmunidad parlamentaria es uno de los históricos pilares de la separación de poderes. No entender estas inmensas verdades denota un terrible autoritarismo como la nulidad de un espíritu republicano. Por eso, yo me pregunto ¿qué celebraremos el 2021? ¿200 años de República? Pero la mayoría de nuestros políticos y masa electoral no entienden mucho de separación de poderes ni de la defensa de valores republicanos.
¡El Congreso es el primer poder del Estado les guste o no a estos fascistas encubiertos! Es irónico que estos populistas y radicales de izquierda atenten tanto contra la majestad constitucional del Parlamento al igual que sus odiados fascistas y nazis.
Lo sustancial es que la eliminación de la inmunidad parlamentaria, que lamentablemente lo aprobarán esta masa de incultos, sería el más vil atentado contra la majestad del Congreso porque si cualquier parlamentario denuncia cualquier corruptela del Poder Ejecutivo, entiéndase Presidente de la República y Ministros,  ellos le inventarán una denuncia al parlamentario fiscalizador, con el obvio objetivo de neutralizarlo políticamente y que la masa inculta no hable de la corruptela del Poder Ejecutivo sino de la investigación judicial al parlamentario sumado a que la mayoría de medios de comunicación, gracias a la publicidad estatal, le hacen el juego al Ejecutivo y lanzarían un terrible juicio mediático que destruiría toda reputación del parlamentario fiscalizador.
Manifiesto mi rotunda oposición a la eliminación de la inmunidad parlamentaria por los argumentos esgrimidos en el presente artículo. Soy muy sincero, jamás pensé que defendería el sentido común ni el espíritu republicano con tanta firmeza ante los fascistas encubiertos. ¡Es un honor!