Renatto Bautista
Rojas
Licenciado en
Ciencia Política por la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV).
Publicado en Estado Internacional con fecha 22-04-17
Hoy
vivimos un nuevo ciclo político. En la izquierda gatopardista, saben que
representa el fin de sus argollas, de su discurso político y sobretodo del
billete; por el cual, viven como rémoras.
Mayo
de 1968 abrió un ciclo político que representó el triunfo de la izquierda, a
nivel mundial. Desde el discurso político-económico hasta en lo cultural, se
impuso la izquierda gatopardista, en los cinco continentes. Por ejemplo,
nosotros somos respetuosos de la propiedad privada, pero a partir de mayo del
68, en cientos de universidades, es “permitido”
que se tome sus locales atentando –obviamente- con la propiedad privada porque
los dirigentes universitarios no son dueños de las Universidades.
La
caída del Muro de Berlín como la disolución del Imperio Soviético fueron dos
grandes golpes para la izquierda gatopardista, pero ellos supieron
replantearse. ¿Cómo?
Lula
Da Silva (entonces aspirante presidencial brasileño) formó el Foro de Sao Paulo
donde la izquierda gatopardista decidió tomar las banderas reivindicativas de
los colectivos femeninos, homosexuales, medioambientales, entre otros.
Irónico,
mientras el dictador comunista Stalin
asesinó a miles de homosexuales en campos de concentración, sus camaradas –de
finales del siglo XX- comenzaron a luchar por la comunidad homosexual. ¡Estos
marxistas son más comodines!
El
discurso de la izquierda gatopardista es lo que denominamos “corrección política” que es sinónimo del
edulcoramiento político más tibieza. En sociedades HIPÓCRITAS –como la
nuestra- ese discurso era el hegemónico
sino miremos a nuestros colegios y universidades estatales, secuestradas por la
argolla gatopardista. ¡Con razón, salen tantos “genios” que votan rojo! ¡Ni han leído a Marx ni a Lenin! ¡No
comprenden que el marxismo es una interpretación de la realidad europea del
siglo XIX, incompatible con la nuestra!
La
izquierda gatopardista – a nivel mundial- vivía su edad dorada, hasta… que ese
discurso político no pudo solucionar a mediano plazo, las necesidades del
pueblo.
Hagamos
un breve repaso de tres acontecimientos que fueron las estocadas al discurso de
la “corrección política”: El triunfo
del Brexit, el triunfo del No contra el aberrante pacto con los terroristas de
las FARC y el TRIUNFO de Donald Trump.
Creo
que el TRIUNFO de Donald Trump cierra el ciclo político que se inició en ese
lejano mayo del 68 porque él representa todo lo contrario a ese edulcorado
discurso.
La
izquierda gatopardista usando su mediocracia (principalmente The New York Times
y The Washington Post) más los recursos económicos de la ONG Open Society de
Georgos Soros intentaron –a través de la candidata Clinton- impedir el triunfo
de Donald, lo cual no lo lograron. El elector estadounidense no cayó en la
trampa y derrotó al poder fáctico, por eso tanto odio, contra la entonces
candidatura y hoy gobierno de Donald Trump.
Ellos
(la izquierda gatopardista) saben muy bien lo que escribo, por dicha razón,
darán dura batalla contra el gobierno de Trump.
En
Sudamérica, el discurso de la izquierda gatopardista también está en debacle
sino miremos el triunfo de Mauricio Macri, el impeachment contra Rousseff y la ascensión de Temer, la
segunda vuelta peruana entre dos candidatos derechistas y el triunfo de la
Oposición en las elecciones legislativas.
Obviamente,
la izquierda gatopardista dará gran lucha por mantener la dictadura de Nicolás
Maduro. Todos los camaradas latinoamericanos saben que si cae Venezuela, ellos
caen, sobre todo por la financiación.
P.D.1:
¿Han visto algún camarada latinoamericano llamar dictadura al gobierno de
Maduro? No.
P.D.2:
La izquierda gatopardista tiene que tener un discurso anti cristiano para
destruir los valores históricos de nuestra sociedad.
P.D.3:
¿Cuáles son los ídolos de la izquierda gatopardista? Lenin, Stalin, Mao, Pol
Pot y los Castros. Todos ellos fueron y son DICTADORES. Por eso, no se
sorprendan por el mutis ante la narco dictadura de Maduro.
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