Renatto Bautista Rojas
Magíster en Gestión de
Políticas Pública y Licenciado en Ciencia Política por la UNFV
Publicado en El Montonero, con fecha 20-09-2021
Indudablemente, el mayor
proyecto del desgobierno castrochavista es realizar una elección para elegir
una Asamblea Constituyente que obviamente redactaría una Carta Magna de
orientación castrochavista que permitiría al desgobierno quedarse en el poder
más de un lustro.
El actual mandatario dijo, en
el discurso ante la Nación del 28 de julio, que sería una Asamblea
Constituyente de “representación” paritaria (no solo es 50% varones y 50%
mujeres, situación que no pasa en ninguna potencia democrática) entre una mitad
electa por nosotros, los electores, y la otra mitad designada por sindicatos.
Es decir, sería una Asamblea Constituyente bolchevique o de los soviets (estilo
del dictador ruso Lenin) donde la mitad de los asambleístas electos por el
sistema de democracia representativa (el cual conocemos y aceptamos como el
mejor en el mundo) mientras que la otra mitad sea puesta a dedo por sindicatos,
obviamente de tendencia castrochavista, con el clarísimo objetivo que Perú
Libre y sus aliados tengan la mayoría absoluta. De dicha manera, harán todas
las barbaridades económicas y políticas que anunciaron en campaña.
Indudablemente, el poder político de una Asamblea Constituyente es tan grande
que no habrá poder político ni fáctico que impida que las fuerzas
castrochavistas, al estilo de las hordas de Atila el Huno, destruyan todo lo
bueno construido en el Perú desde mediados de la década de los 90s hasta enero
del 2021.
No peco de soberbio, pero mis
amistades, al leer mis artículos escritos desde el 2016 donde advierto que el
castrochavismo tomaría el poder en el 2021 me han dicho: “Tuviste la razón por
tu clarividencia.” Evidentemente, hace 5 años deduje que las fuerzas
castrochavistas apoyaron, en la segunda vuelta, a Pedro Pablo Kuczynski no solo
por la tirria política a la candidata Fujimori sino porque querían un gran caos
político. Suceso que lamentablemente se dio tras la renuncia de Kuczynski, el
ascenso de Vizcarra -comenzando por su complot político contra Kuczynski y las llamadas
desesperadas que hizo un sábado al celular del ex presidente Alan García mientras
él residía en Madrid- que terminó en su vacancia por corrupción (¡OBRAINSA!)
para seguir en la breve semana de Manuel Merino, que fue acusado de dictador
casi al estilo de Hitler cuando es un demócrata a carta cabal, para seguir con
otro gobierno breve y débil en lo político como el de Francisco Sagasti que
terminó en la asunción del castrochavismo al poder. ¡Un maquiavélico plan
diseñado y ejecutado por el castrochavismo peruano! Como diría el dictador ruso
Lenin. “Salvo el poder, todo es ilusión.” Y así es, pero parece que la mayoría
de las fuerzas democráticas aún no lo entienden. ¡El daño es para la Nación
peruana, “bueno” sería solo para sus partidos políticos!
Para evitar el triunfo final
del castrochavismo, el Parlamento debería vacar a Castillo, pero sé que no
ocurrirá porque existe mucha tibieza y hay tontos útiles que piensan que pueden
cohabitar con los agentes de las longevas dictaduras cubana y venezolana para
mantener sus negocios privados como una Universidad privada que pertenece a un ex
gobernador regional. ¡Son los Chamberlain peruanos que piensan que pueden
apaciguar al “Hitler” del castrochavismo peruano! ¡Qué tontos son! ¡No hay
fuerza individual que pueda vencer al castrochavismo peruano!
La única fuerza colectiva que
puede vencer al castrochavismo es que la Nación peruana entienda que nos
jugamos las libertades económicas y políticas (de nosotros, nuestro hijos y
nietos) por consiguiente la Nación debe movilizarse para demostrar al
castrochavismo que sus fuerzas no tienen la hegemonía en la calle, situación
que -felizmente- se está demostrando desde la pasada segunda vuelta cuando
muchos peruanos -de todas las edades y condición económica- se movilizaron en
contra de la amenaza castrochavista y para exigir un recuento de votos ante el
gran velo de sombras dejado tras la segunda vuelta de junio.
Deseo concluir el presente
artículo con una reflexión personal: En términos políticos, siempre he
defendido la verdad ardorosamente porque la mentira siempre nos llevará al
atraso, en todos los sentidos, por eso soy frontal al escribir y/o hablar
porque el castrochavismo no es una fuerza democrática más bien es todo lo
contrario por consiguiente con fuerzas autoritarias no se les debe ceder ni
permitir nada porque van por todas las libertades de nuestra sociedad. ¡Son
ellos o somos nosotros! ¡No hay puntos medios! Además, mi pluma también
representa al pensamiento de buenos peruanos que no son frontales, por diversos
motivos que yo lo respeto y en algunos casos lo entiendo, sumado a que no
tienen la enorme oportunidad que yo tengo aquí como en la cátedra universitaria
para generar reflexión.
P.D.: Increíble que el
desgobierno castrochavista no tome la acertada decisión sobre los restos
mortales del terrorista Guzmán que sería incinerarlos y tirarlos a un basurero.
¡Sendero Luminoso merece acabar en el basurero de la historia!