El lado negativo de las
redes sociales.
Renatto Bautista Rojas
Licenciado en Ciencia Política por
la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV)
El
11 de noviembre del 2014 publiqué mi
artículo titulado La Revolución del Internet donde escribí sobre la importancia
del Internet y de las redes sociales en la política del Siglo XXI.
La
comunicación política en el Siglo XXI, no sólo se da en los mítines, también se
dan en las redes sociales que facilitan a la sociedad la interacción con el político desde la comodidad
de su computadora. La sociedad siempre reclamó un acercamiento al político,
ahora lo puede tener.
Las
redes sociales han generado una autentica revolución de la comunicación debido
a que acortan las barreras espacio
temporales. Este es el aspecto positivo, pero también hay un aspecto negativo.
El
aspecto negativo es que el Facebook como el Twitter no se hacen responsables de
lo emitido por sus usuarios. Las cuentas trolls que son cuentas fantasmas, sólo
sirven para ensuciar el honor, el legado y
el prestigio del adversario político.
Representación de una cuenta troll.
El
irrespeto es una constante de las cuentas trolls que no sólo mancillan el honor
del adversario sino hasta de su familia y/o esposa y/o parejas sentimentales.
Algunos
entienden que la política sólo se mueve por odio y venganzas viscerales. Ellos
en su afán de satisfacer su odio enfermizo crean cuentas trolls con la
finalidad del ataque cobarde y visceral, sin mayor razón. Lo único que les
importa es derrotar al adversario político sea cual sea el precio. Ellos creen
que el fin justifica los medios, lo cual no debería ser una regla en la
política.
La
responsabilidad del Facebook y del Twitter es crear filtros más estrictos para
desterrar las cuentas trolls que son el aspecto negativo de las redes sociales.
La política debe ser entendida como el debate constante y alturado como el
convencimiento por la razón, no por la fuerza.
Es
fácil ocultarse y atacar en las redes sociales, lo difícil es propiciar un
debate alturado y respetuoso. El debate académico y democrático está abierto.
La pregunta es ¿Aceptarán el reto? Lo veremos.