Renatto
Bautista Rojas
Magíster
en Gestión de Políticas Públicas y
Licenciado en Ciencia Política por la UNFV
Publicado en Estado Internacional, con fecha 12 de agosto del 2019
En el Perú, el actual
mandatario, el interino Martín Vizcarra anunció en el Mensaje presidencial,
ante la Nación, que presentaría un proyecto de reforma constitucional para
adelantar las elecciones generales (presidencial y congresal) para abril del
próximo año cuando el actual período acaba el 28 de julio del 2021; por ser un
mandato constitucional no un vil capricho de un ingeniero que solo por 3 años
fue Gobernador de Moquegua.
En el siglo pasado,
para dar golpes de Estado se necesitaba sacar a los tanques a la calle y
derrocar al mandatario. Hoy ya no es necesario hacerlo. En la región española
conocida como Cataluña, el entonces Presidente de la Generalidad (equivalente a
nuestros gobiernos regionales) Carlos Puigdemont y su vicepresidente Oriol
Junqueras perpetraron un golpe de Estado a la Nación Española; a través, de un
ilegal referéndum –que se realizó el 01 de octubre del 2017- sobre la supuesta
independencia de Cataluña respecto a la corona española.
Puigdemont y Junqueras
no sacaron tanques para asaltar las Cortes Generales, en Madrid, ni derrocar y
expulsar del Palacio de La Moncloa, al entonces Presidente de gobierno, Mariano
Rajoy. Hicieron un referéndum ilegal, figura no escrita en la Carta Magna de
nuestra Madre Patria, para que el “pueblo”,
muy manipulado por los medios de comunicación -adscritos al nacionalismo
golpista catalán- y por unos supuestos intelectuales o “notables”, decidiera su permanencia en España; es decir, toda la
estructura cultural y mediática al servicio del golpismo nacionalista contra la
Nación española.
Así son los golpes de
Estado en el siglo XXI, sin tanques, pero capturando a las instituciones
estatales, más una siniestra alianza con los medios de comunicación, y
permanente.
Volviendo al Perú,
desde el año pasado el interino Vizcarra convoco un referéndum, que jamás debió
ser aprobado por el Congreso de la República, para dar un golpe a una esencia
de nuestra Carta Magna que era la reelección de los congresistas.
A nivel mundial, todos
los Congresos tienen poca aprobación, tal vez sea porque al elector le disgusta
las discusiones parlamentarias o por toda la pompa que se evacua de nuestros
parlamentos, pero lo concreto es que una democracia institucionalizada tiene un
Congreso, no tenerlo o, tenerlo con único partido, es una dictadura.
La otra reforma constitucional
golpista del interino fue la mal llamada reforma judicial que representa un
fiasco con una Junta Nacional de Justicia que no se ha podido instalar porque
no tiene ni un miembro hábil. ¡Increíble porque la designación, ratificación y
separación de jueces y fiscales está a fojas cero! Ninguna democracia seria
puede tener un sistema judicial neutralizado.
Este golpe de Estado
permanente pretende crear una presidencia híper poderosa donde los demás
poderes de Estado, el Legislativo y Judicial sean débiles y controlados por el
Ejecutivo, sumado a que el llamado cuarto poder, el poder mediático, sea un
aliado decisivo del Ejecutivo; es decir, seríamos una democracia formal más no
en los hechos, como la Bolivia de Morales, la Nicaragua de Ortega y la
Venezuela de Maduro.
La Nación peruana está
en un grave riesgo de caer en una senda de autoritarismo y miseria como se
padece en Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela por culpa de 4 dictadores que
todos conocemos.
La derrota del interino
y de toda la mafia regresista y progresista peruana fue que el 27 de julio del
presente año, la mayoría de congresistas eligió como Presidente del Congreso al
congresista derechista Pedro Olaechea. Ellos se sienten derrotados porque ya no
contarían con el traidor Salaverry como Presidente del Congreso sino a un
derechista duro que jamás sería vasallo de la mafia progresista.
El 28 de julio del
presente año, el interino –que no soportó la derrota de su aliado político el
traidor- siguió con su libreto de la confrontación política y presentó otra
reforma constitucional golpista, con el objetivo de adelantar las elecciones
generales (presidencial y parlamentaria) para abril del 2020; es decir, el
interino –que no hace nada en política pública- recorta su mandato, como el de
los congresistas, y lleva al Perú a una gran incertidumbre donde las
inversiones privadas se paralizará porque nadie puede adivinar quienes serían
los ganadores de tremendo cambalache electoral que es inconstitucional primero
porque el Consejo de Ministro no aprobó dicha propuesta ya que no se quiere
mostrar las grabaciones de dicha sesión; es decir, no existe y, segundo,
adelantar cualquier tipo de elección es un golpe de Estado velado porque el
actual mandato presidencial y congresal caduca el 28 de julio del 202, no un día ni un año antes. En el Perú, se debe
aprender a respetar la Carta Magna como nuestras leyes.
El Congreso no debería
aprobar el proyecto de pseudo reforma constitucional por ser golpista y lo debe
archivar en el más breve plazo porque el Perú no puede ser paralizado por un
interino que cree que la confrontación política vale más que generar empleo digno
y formal para los peruanos; es decir, más dinero para la clase media.
Muy bien hace la Célula
Parlamentaria Aprista en no prestarse al estéril dialogo con el Presidente del
Consejo de Ministros quien es el primer empleado del golpista mayor.
La cereza de todo este
golpe de Estado permanente es que el gran proyecto minero Tía María sea
cancelado, lo que generará, una inmensa pérdida de millones de dólares que se
verá en la bajada del PBI, para el 2020, y menos dinero para la clase media
peruana. ¡De horror! Es una tontería tener tanto oro y plata debajo de nuestro
suelo para que siga la pobreza; sin duda, la izquierda socialista peruana es fiel
a los interés económicos y geopolíticos de Chile que desean seguir siendo los
primeros exportadores de minerales en nuestro Continente.
La Nación peruana debe
levantarse, de un larguísimo letargo, para impedir que el Perú caiga en un
sendero de autoritarismo, como el de Cuba, Nicaragua y Venezuela, que nos
llevaría a una terrible miseria y hambre generalizada. No me cansaré en
advertirlo porque soy patriota y considero que mi generación, la de los veinte
y pico, no merecemos el mismo destinos que los jóvenes venezolanos que residen
en otras naciones.
¡Viva el Perú!
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