Renatto Bautista Rojas
Magíster en Gestión de Políticas Públicas, Licenciado en Ciencia
Política y catedrático en la Facultad de Derecho y Ciencia Política en la UNFV
Publicado en El Montonero, con fecha 4-01-2022
Aunque ya estamos en la primera semana de enero del 2022, deseo a todos
los lectores de El Montonero que hayan pasado una feliz navidad al lado de sus
familias y mis mejores deseos para este nuevo año que es el 2022. ¡Qué la
prosperidad reine en los hogares peruanos!
Una de las mayores mentiras que se nos afirma -desde que tenemos uso de
razón- es que Martín Lutero fue la primera persona en traducir, del latín, la
Biblia a otros idiomas.
La gran verdad histórica es que el cardenal español y asesor político de
los Reyes Católicos, Francisco Jiménez de Cisneros (1436-1517) fue la primera
persona en traducir la Biblia a otros idiomas. Esta Biblia se denominó la
Biblia Políglota Complutense. Los idiomas escritos en dicho texto son el
arameo, el hebreo, el griego y el latín.
La Biblia Políglota Complutense fue terminada en el año 1517, pero el
fallecimiento del Cardenal Cisneros retrasó la venta. Recién en el año 1521, el
Papa León X aprobó la publicación de la Biblia Políglota Complutense y su venta
se inició en el año 1521. Fue vendido a seis ducados y medio de oro.
También deseo hacer breves reflexiones sobre Cristo:
En primer lugar, no puede haber creyente en Cristo que apoye el aborto
porque el hilo conductor del cristianismo empieza con la divina concepción y
posterior nacimiento de Cristo sumada a la importancia que se le da a María,
madre de Cristo que asumió con estoicismo la misión dado por Dios padre. Con
esto demuestro que si hay creyentes en Cristo (sean católicos, evangelistas,
adventistas, luteranos, etc.) que apoyan el aborto son unas personas con una
enorme incoherencia y por consiguiente no entienden el significado de que Dios
Padre mandó a su hijo a la tierra como un inofensivo bebé.
Y, en segundo lugar, como todos sabemos Jesucristo es el Hijo de Dios,
profetizado en el Antiguo Testamento como el Mesías e Hijo de Dios.
Jesucristo, al iniciar su predicación religiosa, chocó con dos grandes
poderes: El primero fue el romano que pensaba que Jesucristo era un líder
político que lideraría una rebelión contra el Imperio Romano. El segundo poder
era el establishment religioso judío, comandado por los sacerdotes Caifás y
Anás.
Estoy convencido que dentro de sus corazones, Caifás y Anás sabían que
Jesucristo era el Hijo de Dios, profetizado en el Antiguo Testamento, pero
ellos sabían que sí lo reconocían como Hijo de Dios no lo podrían manipular
porque Jesucristo es Dios y los mortales no podemos manipular a Dios. ¡Lógico!
Además, sí Caifás y Anás lo reconocían a Jesucristo como Dios, ellos, como toda
la casta sacerdotal judía, perderían todo su poder sobre la comunidad judía.
Está reflexión es muy personal y no deseo que sea tomado como un insulto
a nadie por sus respectivos credos confesionales. Soy respetuoso de todas las religiones como de
las personas que, en base a su libertad, deciden no creer en Dios.
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