Renatto Bautista Rojas
Magíster en Gestión de Políticas Públicas, Licenciado
en Ciencia Política y catedrático nombrado en la Facultad de Derecho y Ciencia
Política de la UNFV
-
Publicado en El Montonero, con fecha -
Su
Santidad Juan Pablo II escribió la Encíclica titulada “DIVES IN MISRECORDIA”
dado en Roma, junto a San Pedro, el 30 de noviembre de 1980, al tercer año de
su Pontificado. Quienes somos católicos, consideramos que las Encíclicas
redactadas por San Juan Pablo II se dieron por sus conversaciones dadas con
Dios más sus conocimientos de filosofía. Lo también cierto es que siempre he
admirado a Juan Pablo II porque tuvo la fuerza interior y la inteligencia para
enfrentarse a los dos más perversos demonios creados por el hombre en el siglo
XX: El nazismo, a quienes los enfrentó de joven antes de ser ordenado
sacerdote, y al comunismo, a quienes los confrontó y derrotó desde que fue
sacerdote hasta en su bello pontificado, volviendo con la Encíclica, me permito
hacer tres citados de esta bella encíclica de Juan Pablo II:
La
primera la encontramos en la página 29:
“La
parábola del hijo pródigo demuestra cuán diversa es la realidad: la relación de
misericordia se funda en lo común experiencia de aquel bien que es el hombre,
sobre la común experiencia de la dignidad propia.”
El
hijo pródigo malgastó su herencia, terminó siendo un criador de chanchos y al
ver que no tenía ni para comer, pretendió volver a la casa de su padre como un
empleado, ya que él sabía que había perdido la dignidad, pero ese padre -que
representa a Dios- siempre va esperar con los brazos abiertos (perdón) al hijo
pecador por eso la Iglesia está conformada por hombres pecadores que se
arrepienten, lo cual no entienden nuestros hermanos separados que piensan que
hay que ser “perfectos” para ser buenas personas. Ellos reniegan del concepto
de santidad de los católicos, pero pretenden ser “santos” cuando todos somos
seres humanos pecadores, indudablemente parecen a los donatistas que combatió
estoicamente San Agustín de Hipona.
La
segunda la encontramos en la página 58:
“Por
tanto, el amor misericordioso es sumamente indispensable entre aquellos que
están más cercanos: entre los esposos, entre padres e hijos, entre amigos; es
también indispensable en la educación y en pastoral.”
Si
hay amor debe haber perdón en todas las relaciones más profundas del ser humano
partiendo desde el matrimonio pasando por los enamorados para terminar en la
amistad porque en todo vinculo sentimental podría haber diferencias temporales
o malentendidos, pero no se puede hacer una constante tormenta en un vaso de
agua ya que los errores del pasado hay que superarlos con madurez y vocación
cristiana, ya que de ésos se aprende para hacer un futuro mejor. Además, somos
católicos, Dios Padre siempre nos va a perdonar si estamos arrepentidos y
queremos vivir en coherencia como nos enseñó Cristo en este planeta. En enseñar
a perdonar también es una misión de quienes ejercemos la docencia en los
diferentes niveles de la educación.
La
tercera la encontramos en la página en la página 59:
“El
perdón es además la condición fundamental de la reconciliación, no solo en la
relación de Dios con el nombre, sino también en las recíprocas relaciones entre
los hombres.”
En
una sociedad donde a los niños, adolescentes y jóvenes se les deforma en
absurdas taras familiares y odios sin sentido, es necesario que las nuevas
generaciones entiendan que el odio destruye el alma además toda sociedad que es
adelantada siempre mira del presente hacia el futuro, el pasado solo se deja a
los historiadores porque nadie va a cambiar el pasado, en cambio el futuro es
un mar de posibilidades además al ser nosotros, la máxima creación de Dios,
debemos entender, por más grande que sea el pecado, que la reconciliación con
nuestros pares es posible en la medida que seamos capaces de perdonar ya que
Dios siempre tiene una infinita misericordia.
Los
invito a leer y reflexionar en voz alta sobre la Encíclica “DIVES IN
MISERICORDIA." Indudablemente el legado de Juan Pablo II sigue vigente.
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