Renatto Bautista Rojas
Magíster en Gestión de
Políticas Públicas, Licenciado en Ciencia Política y catedrático nombrado en la
Facultad de Derecho y Ciencia Política de la UNFV
Publicado en El Montonero, con fecha 11-04-2024
Aunque hayan pasado algunas
semanas, en este artículo quiero reivindicar la lucha por las libertades
políticas en torno a la figura del líder de la oposición rusa, el abogado Alexander
Navalni (1976-2024) que fue asesinado en cárcel el 16 de febrero del 2024.
Obviamente, Navalni fue un preso político del régimen autocrático comandado por
el perdedor que luego de 2 años no puede conquistar Ucrania, me refiero a
Vladimir Putin que de conservador no tiene nada.
La Rusia de hoy no conoce
libertades políticas, Navalni destacó por esa lucha que él sabia que su vida
tenia que ser ofrendada porque el régimen autoritario de Putin se ha
consolidado desde hace un cuarto de siglo. Es válido recordar que pese a todo
el control político ejercido por Putin y sus circulo, en las elecciones
municipales de Moscú del año 2013, Navalni quedó en segundo lugar con un
destacado 27%. Indudablemente, era la lucha entre David vs Goliat, pero este
David ruso no ganó en dicha lid electoral ni pudo ver a su país regentado por
las libertades políticas como si lo gozamos en la mayoría de países
Occidentales. Considero que el responsable político de la muerte de Navalni, es
Putin quien es el amo y señor de Rusia desde 1999, quien en pleno siglo XXI
tiene cárceles políticas, sumada a que en geopolítica es el sostén de terribles
dictaduras como la Diaz Canel en Cuba, Ortega en Nicaragua, Maduro en Venezuela
y la de los ayatolás en Irán sumado a su alianza con otras siniestras
dictaduras totalitarias como la de la China continental y Corea de Norte. Putin
para nada es un referente del conservadurismo occidental, es más bien un
sátrapa aliado de dictadores socialistas que solo defiende los “valores” de su
civilización, la ortodoxa como lo definió el celebre politólogo estadounidense
Samuel Huntington en su monumental libro “Choque de civilizaciones”. Por
eso, quienes en Occidente -en actitud
traidora a su supuesto espíritu conservador- defienden a Putin, no han leído
este libro que claramente nos señala las diferencias de valores y tradiciones
entre Occidente y la Ortodoxa que es una sumatoria de la extinta civilización
bizantina y de los tártaros que tuvieron presencia en Rusia por siglos por eso
ellos tienen una vena política totalitaria desde los Zares pasando por el
Imperio del Mal -que fue la Unión Soviética donde Putin fue agente de la KGB- hasta
el actual régimen de Putin. Ojalá que el asesinato de Navalni nos recuerdo la
importancia de la lucha por las libertades políticas. Ojalá que Rusia conozca
las libertades económicas y política para que deje ser un centro de expansión
del autoritarismo que es contrario a los valores y tradiciones de Occidente.
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