martes, 26 de enero de 2021

El triunfo geopolítico de la dictadura china

 

Renatto Bautista Rojas

Magíster en Gestión de Políticas Públicas, Licenciado en Ciencia Política y catedrático en la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV)


Publicado en El Montonero, con fecha 26-01-2021

 

Es la primera vez, en mi vida profesional, en escribir un artículo sobre la dictadura china que se llama “República Popular China” que fue, es y lamentablemente seguirá siendo un régimen totalitario mono partidista que jamás ha realizado una mínima reforma política desde el triunfo de Mao en la Guerra Civil China hasta nuestros días.

Considero que el primer triunfo de la dictadura china fue la cumbre entre el presidente estadounidense Nixon y el dictador chino Mao (21 al 28 de febrero de 1972) porque jamás se exigió al dictador realizar alguna reforma política y/o hacer un gesto hacia de reconciliación nacional respecto al genocidio perpetrado por el dictador chino tras la llamado “Revolución Cultural.” Esta cumbre política representó un total desprecio con la única China democrática que es la República de China, conocida popularmente como Taiwán, porque en el corto plazo el único interlocutor oficial -para la mayoría de los países en el mundo de acuerdo con el derecho internacional público- de China, como Estado – Nación, es la dictadura china, no el régimen constitucionalista y democrático que resiste en la isla de Taiwán.

Lo que es cierto es que en política siempre es importante el dialogo, pero no dando un mayor triunfo geopolítico a una sola parte, en un mediano y largo plazo. ¡Craso error de Nixon en el largo plazo! El dictador Mao falleció, aliviado que jamás Estados Unidos financiaría una guerra de reconquista por parte de la República de China (Taiwán) además sabía bien el compromiso estadounidense en no derrocar una dictadura cruel, genocida y totalitaria como la suya. ¡Negocio redondo!  

Tras la muerte del dictador Mao, le sucedió en el poder político Deng Xiaoping (1904-1997) que inició las reformas económicas comprometidas con Nixon que solo deseaba “mano de obra barata” sin importarle ningún compromiso de reforma política por parte de la dictadura. Aquí viene el segundo triunfo geopolítico de la dictadura china al iniciarse una enorme relativización moral con la frase “no importa de qué color sea el gato, sino que case ratones” es decir no importa que sea una dictadura criminal y totalitaria, sino que genere riquezas. Bajo ese relativismo moral, si las longevas dictaduras cubana y venezolana hacen una “buena economía” -al estilo chino-hay que aceptarlos con buenos ojos y no exigirles ninguna reforma política. ¡Por favor, yo jamás transo ni transaría con dictaduras criminales y totalitarias! ¡Ni por todo el oro del mundo!

Siguiendo con Deng Xiaoping, desde el colegio se nos enseña que la dictadura china no es tan “mala” porque su economía es capitalista y hay “mano de obra barata” lo primero lo es por un cálculo político porque sabían que una economía autárquica o capitalismo de Estado (como genialmente lo definió Víctor Raúl Haya de la Torre) como la Unión Soviética iba a caer, suceso que ocurrió en la navidad de 1991. Lo que sí reconozco es que los dirigentes de la dictadura china se dieron cuenta de este análisis político y emprendieron ciertos cambios estructurales que haga más longeva su dictadura que la dictadura soviética.

Antes de olvidarme del tal “reverenciado” Deng Xiaoping, él fue quien ordenó la matanza tras las protestas democráticas en la Plaza de Tiananmén, en junio de 1989.   

Siendo aún más sincero, mi vocación democrática me impide admirar a dos dictadores totalitarios como Mao y Deng Xiaoping por los crímenes de lesa humanidad perpetrados tras la Revolución Cultural y la Matanza en la Plaza de Tiananmén.

Pero el último y gran triunfo geopolítico de la dictadura china es lo que llamó la diplomacia de la mascarilla china vista desde el nefasto año 2020. ¿Por qué? En la historia del mundo, terribles pandemias llevan nombres particulares como la Plaga de Atenas (durante el año 430 a.C.) o la peste de Justiniano, que aconteció en el año 541 bajo el reinado del emperador bizantino Justiniano, o la gripe rusa (años 1889-1890) o la mal llamada gripe española (1918-1919) que jamás se originó en España, pero pesó más la leyenda negra contra España que la verdad, pero ante la actual pandemia del COVID 19, somos pocas personas que, en Occidente, nos atrevemos a usar los términos de virus chino o gripe china o virus de Wuhan (por la ciudad china donde inició la terrible enfermedad), pero ante las nuevas variantes de esta enfermedad, los medios de comunicación y casi todo el consenso mundial llama “cepa británica” o “cepa sudafricana”, jamás usan el término cepa al referirse sobre esta terrible enfermedad que surgió en territorio de la dictadura china y que ésta no hizo nada para informar a la OMS sobre la nocividad de este virus a diferencia de la China democrática (Taiwán) que informó en diciembre del 2019, ante la OMS, pero estos burócratas no le prestaron atención por el vínculo político evidente entre la dictadura china con el actual director general de la OMS. Además, de la nula severidad sobre el título virus o gripe china, la dictadura china se dio el lujo de “donar” mascarillas y vendernos su vacuna (eficiente al 70%) al Perú sin que ningún político y/o partido político peruano advirtiera de la diplomacia de la mascarilla china. ¿Acaso piensan que lo hacen gratis o por amor hacia la humanidad? ¡Por favor!

Lamentablemente, la dictadura china actúa con mucha impunidad desde 1972 respecto a Occidente y con la complicidad de muchos que tal vez han recibido oportunas becas o “donativos” u otro tipo de incentivos personales de una dictadura criminal y totalitaria que comete genocidio respecto a la etnia musulmana uigur que se ubica en el noroeste del territorio de la China continental. Ojo que este genocidio pasa en este momento, no es un suceso de la época del dictador Mao para que lo consideren “histórico” o “lejano.”

Mi solidaridad con el pueblo uigur que padece la perversidad de una dictadura consentida y mimada por muchos en Occidente cuando -en verdad- se tiene un aliado democrático que es la República de China o Taiwán.

¡Se debería trabajar políticamente con Taiwán! ¿Por qué no?

 

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