Renatto Bautista Rojas
Magíster en Gestión de
Políticas Públicas, Licenciado en Ciencia Política y catedrático nombrado en la
Facultad
Publicado en El Montonero, con fecha 2-10-2023
Tomo prestado el título de un
artículo del politólogo Agustín Laje que data del año 2014 que terminó siendo
publicada en la revista Forbes. Indudablemente las razones mencionadas en el
artículo de hace 9 años convergen, pero añado dos razones poderosas:
Primero, la hegemonía cultural
que tiene la extrema izquierda desde los sucesos de mayo de 1968 en París donde
los denominados “hooligans”, como lo definió genialmente el intelectual
británico Roger Scruton se alzaron violentamente en Paris con esa frase tan
maniquea y vacía a la vez, valga la redundancia, “la imaginación al poder.” Esa
frase tan absurda, me hace recordar el slogan de Fernando Belaunde en las
campañas presidenciales de los años 1962 y 1963 “el Perú como doctrina.” Frases
vacías que no explican nada, pero son marqueteras, lamentablemente a los
ciudadanos les gusta el cliché que entender la verdad. Volviendo con mayo de
1968, este suceso histórico ha permitido que Occidente este hegemonizado
sutilmente por la extrema izquierda desde la academia hasta el “mundo” del cine
y teatro. Por eso, jamás será casualidad que ningún actor famoso critique a las
dictaduras asesinas de Diaz Canel en Cuba y Maduro en Venezuela, pero si dan
sermones del cambio climático cuando estas celebridades de Hollywood usan jets
privados.
Segundo, como consecuencia de
la primera, la educación desde primaria hasta la Universidad está capturada por
la extrema izquierda en casi todo Occidente, por eso desde que tenemos uso de
razón se nos mal enseña que construir riqueza es malo y a los niños ricos se
les “educa” que es malo ser rico, por eso esa falsa solidaridad de clases con
los “pobres” hay que mostrarlo con una preocupación tirada hacia un radicalismo
político, lo que genialmente el político peruano Manuel Seoane Corrales
(1900-1963) llamó rábanos “rojos por fuera, blancos por dentro.” Lo que hoy se
comprende fácilmente con el término caviar, una casta política que abandera
“propuestas radicales de izquierda”, pero que solo defienden sus intereses económicos
de clase alta.
A modo de conclusión,
considero que hay muchos niños ricos que juegan a ser de izquierda porque
desean “redimirse” de su “pecado original” de nacer en cuna de oro y demostrar
que son los “buenos” de la película llamada política.
No hay comentarios:
Publicar un comentario