Renatto
Bautista Rojas
Maestro
en Gestión de Políticas Públicas y Licenciado en Ciencia Política por la UNFV
Publicado el 21 de abril del 2019 en Estado Internacional
Extiendo mi pésame a
toda la familia del Presidente Alan García por su deceso que me llenó de mucha
consternación y tristeza.
Alan García tuvo el
alto honor de ser dos veces Presidente del Perú. Luego de su primer gobierno
hasta el día de su asesinato político, soportó un terrible cargamontón
mediático con el malvado San Benito de “corrupto”.
El Presidente García fue absuelto por la Corte Suprema, antes del auto golpe de
Estado del 05 de abril de 1992, pero con el régimen autocrático
fujimontesinista se le reabrieron todos los procesos ya absueltos y siguió la
leyenda negra contra el APRA y García Pérez. La CIDH ordenó el cierre de esos
arbitrarios procesos, lo cual Fujimori no hizo sino el Presidente interino
Paniagua.
El caso de Alan García
viola dos principios jurídicos importantes como la presunción de la inocencia,
que todos lo tenemos en cualquier proceso judicial, y el debido proceso que ni,
hasta el día de su asesinato político, se respetó porque primero le informaron
que era un allanamiento de su casa y luego le dijeron que era una detención
preliminar, sin enseñarle la resolución judicial.
¡Tremendas
arbitrariedades pasaban en la URSS de Stalin, la China de Mao y la Alemania
Nazi de Hitler!
Gustavo Gorriti,
asalariado del filántropo progre George Soros, Domingo Pérez, alias Fiscal Guerrillero
o Fiscal Plagiador de tesis de Maestría, y Martín Vizcarra, Presidente interino
del Perú, están ahogados de sangre y como murió Robespierre, luego del
asesinato de Danton, ellos así acabarán guillotinados como trataron al
Presidente García, a la candidata Fujimori, al Presidente Kuczynski y al
Presidente Alberto Fujimori. La sangre solo trae más sangre y la historia de la
civilización Occidental lo ha demostrado.
Querían humillar al
Presidente García, pero no lo lograron. Él sabía que querían su cabeza como
trofeo de guerra y destruir moralmente al APRA, pero no lo lograron porque él
siempre estaba un paso adelante.
¡Qué los absurdos
odios, en el Perú, acaben porque no se construye carretas, colegios ni
hospitales con odios si no con gestión pública!
¡Qué el asesinato
político de Alan García generé mucha reflexión en mi generación, la de los
veinte y picos!
Ninguna muerte puede ser alegría de nadie que
diga que cree en Cristo como Dios.
P.D.: Excelente que
Federico Danton García Cheesman no haya recibido las hipócritas condolencias de
uno de los agentes castrochavistas peruanos quien es Ollanta Humala. ¡Joven
lúcido!
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