Renatto
Bautista Rojas
Licenciado
en Ciencia Política por la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV)
Publicado en Estado Internacional con fecha 06-12-18
Un 6 de diciembre de
1998, el golpista Hugo Chávez ganó la presidencia de Venezuela con el 56% de
los votos poniendo final a 40 años de gobiernos democráticos provenientes de
los partidos Acción Democrática y COPEI.
Recordemos que el
golpista Chávez perpetró un golpe de estado, en febrero de 1992, contra el
Presidente Constitucional quien era Carlos Andrés Pérez y, en noviembre de ese
mismo año, militares cercanos a Chávez perpetraron otra intentona golpista. Es
válido recordar que estos golpistas pretendieron asesinar al Presidente Pérez
como a su familia. ¡Típica orgía de sangre socialista! Me hace recordar el
fusilamiento que ordenó Lenin, el dictador ruso, contra el depuesto Zar Nicolás
II y su familia en Ekaterimburgo.
El discurso de Chávez
fue la “lucha contra la corrupción” y una nueva Constitución para “refundar” el
país. ¿No les parece conocido ese discurso?
Muy a pesar que el
medio mundo advirtió que el golpista Chávez era un discípulo del dictador Fidel
Castro y que establecería una dictadura socialista en Venezuela, los
venezolanos lo votaron –ingenuamente- pensando que Venezuela sería mejor que en
los gobiernos de AD y COPEI.
Chávez convocó a dos
referéndums (abril y diciembre de 1999) para hacer una Constitución, a su
medida, y de esa manera, establecer una dictablanda o, mejor dicho, una
dictadura socialista con la careta de democrática. Con los años, el dictador Chávez
concentró todos los poderes políticos en sus manos, tuvo reelección indefinida,
metió preso a los opositores; es decir judicializó la política ¿les parece
conocido esa historia?, cerró medios de comunicación privados, como Radio
Caracas TV, e hizo populismo barato a expensas de los impuestos de los venezolanos.
¡No se olviden de que
la Venezuela chavista regala miles de barriles de petróleos a la longeva
dictadura socialista de La Habana!
Tras el fallecimiento
de Chávez, en marzo del 2013, le sucedió su aprendiz, el también asesino y
dictador, Nicolás Maduro.
En 20 años de chavismo
o castrochavismo, como bien he escrito en sendos artículos, convirtió una
otrora nación prospera como Venezuela, sobre todo gracias al primer gobierno de
Carlos Andrés Pérez, en un Estado paupérrimo al nivel de Haití y donde más de
cinco millones de venezolanos han tenido que emigrar hacia otros países, como
el Perú, para obtener un trabajo digno. El socialismo solo genera miseria,
Venezuela es uno de los tantos ejemplos y no me vengan con el cuentazo que con
Chávez todo sería perfecto porque la crisis económica venezolana, sí o sí, iba
a estallar desde mediados del año 2014.
La derechita light
venezolana decía que el castrochavismo no iba a dura ni 10 años. ¡Ya van 20
años y Maduro no da señales que se irá del poder pacíficamente!
A la derechita peruana
le recuerdo que la dictadura más longeva, en las Américas, es la cubana que
tiene 59 años de salud política y tampoco dan vicios de una retirada pacífica
del poder.
La historia ha
demostrado que el comunismo o el castrochavismo o el paleo marxismo jamás dejan
el poder de vías pacíficas y que se convierten en dictaduras longevas, asesinas
y corruptas.
Usted, peruano, ¿sabía
que Odebrecht sobornó a Maduro con 100 millones de dólares para hacer obras en
Venezuela?
Ahora lo sabe y
entienda la izquierda paleomarxista siempre es más corrupta y nociva que
cualquier otra fuerza política por ser una ideología totalitaria.
¡20 años de socialismo
en Venezuela y con buena salud política!
Es la enésima vez que
les advirtió de lo que podría venir aquí. ¡Guerra avisada no mata gente!
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