Publicado en Estado Internacional con fecha 05-02-2017
El gobierno de Humala
representó a la izquierda chavista. Hoy cuestionada en toda Latinoamérica,
salvo –obviamente- para los mismos izquierdistas.
Las agendas de Nadine
Heredia –esposa de Humala- demuestran el sometimiento político a la Venezuela
chavista como el delito del lavado de activos.
En dichas agendas, está
la letra de Verónika (Mendoza) Frish, otrora secretaria de Heredia y ex
candidata presidencial del Frente Amplio (izquierda).
No me van a decir que
(Mendoza) Frish no sabía nada del dinero regalado por la dictadura chavista.
Cuentos, para los incautos que los votan.
Tanto, Ollanta Humala
–otrora izquierdista- como la hoy referente izquierdistya Vero, conocieron los
contenidos de las agendas como las transacciones económicas de Caracas, ergo,
el vasallaje político de la izquierda peruana hacia Hugo Chávez es innegable.
Las agendas también
demuestras el apoyo de varios periodistas y medios –a fines a la izquierda
gatopardista- hacia el proyecto político de Humala.
Hoy, se ha demostrado
que la empresa brasileña Odebrecht hizo donaciones económicas hacia los premios
otorgados por el Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS).
Dicho instituto está
dirigido por los mismos periodistas mencionados en las agendas de Nadine
Heredia. Las casualidades no existen, y menos en el mundo periodístico.
Estos periodistas que
en sus columnas se rasgaban las vestiduras por la corrupción y nos daban lecciones
de ética y moralidad, terminaron siendo unos sicarios mediáticos. Su objetivo
era destruir a todo adversario político de los Humala Heredia y alabar a todo
el espectro de la izquierda gatopardista.
No es malo tener una
línea política, pero defenderla y atacar al adversario sólo por recibir dinero
convierte al periodista en un mercenario que se vende al mejor postor.
Con razón, estos
periodistas defendían con tanta vehemencia en la revocatoria (marzo del 2013)
la opción del No, la opción de la entonces alcaldesa de Lima, Susana Villarán.
No olvidar que en la
gestión de Susana Villarán (2011-2014), Odebrecht tuvo jugosos contratos en la
capital peruana. Ahora, la otrora moralista Villarán se encuentra en Nueva
York, sin responder absolutamente nada.
La izquierda peruana
que tanto se jactaba de ser moralista y que ellos eran los únicos
incorruptibles –gracias a las agendas de Nadine Heredia y las corruptelas de
Odebrecht- ha perdido su mal llamada superioridad moral.
Lo siento, se cayó el
mito de la moralidad de la izquierda gatopardista.
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