viernes, 22 de julio de 2016

La corrupción humalista

La corrupción humalista.
Renatto Bautista Rojas
Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV).

Publicado en Estado Internacional con fecha 21-07-2016



Honestidad para hacer la diferencia, fue la frase que utilizó Humala en la campaña del año 2011.
Humala prometío y reprometió – como joven enamorado que promete amor eterno – que la honestidad sería la gran diferencia con los anteriores gobiernos.
Hoy está demostrado que la corrupción reino en los cinco años del (des)gobierno de Humala,  al grado, que los medios de comunicaciones afines – incluyendo una pléyade de periodistas – defendía con tenacidad al humalismo y afirmaban que las denuncias de corrupción eran los viles ataques de los adversarios político. Más risible, ni mandado en la China.
El mayor caso de corrupción humalista es el caso de las agendas de Nadine Heredia porque es la prueba irrefutable del financiamiento de la Venezuela chavista y de empresas brasileñas. Es paradójico que ese autodenominado partido “nacionalista” haya recibido dinero de dos países para las campañas presidenciales de los años 2006 y 2011.
El primer indicio que el gobierno humalista sería corrupto fue la reunión de Alexis Humala (hermano menor de Ollanta) y del congresista humalista Josué Gutiérrez con el canciller de Rusia. El lobby no sólo es de los gringos sino también de los Humala.
Otro caso de corrupción humalista fue el ilegal resguardo de la casa del ex operador montesinista Oscar López Meneses. Nunca el gobierno humalista nos entregó una explicación satisfactoria. Guardaron silencio cómplice.
Otro caso de corrupción fueron las contrataciones de Martín Belaunde Lossio – operador político del humalismo – con investigados ex gobernadores regionales (ejemplo: Álvarez de Ancash  y Viñas en Tumbes). Este caso demuestra que el lobby político impero, sin ningún descaro, en el des (gobierno) humalista.
No nos olvidemos del ilegal espionaje de la DINI hacia los políticos opositores humalista. Este caso también lo considero corrupción porque el presupuesto que debió ser destinado en políticas públicas de inteligencia para derrotar al narcoterrorismo, lo destinaron para espiar a todos los políticos de oposición.
El último caso de corrupción fue la tonta denuncia de “traición a la patria” del aún ministro de Defensa Jakke Valakivi hacia los periodistas del programa televiso Panorama que demostraron el robo del dinero asignado a la gasolina en la región del VRAEM, donde nuestro ejército combate al narcoterrorismo.
Estoy muy seguro, que a partir del 29 de julio saldrán más escándalos de corrupción humalista en este quinquenio perdido.
Los defensores del humalismo recuerdan los casos de corrupción de otros gobiernos, pero recuerdo el viejo adagio:
“Los pecados de otros no te hacen santo.”

Hoy es la hora de acabar con el doble rasero que es uno de los males de la sociedad peruana. La corrupción jamás puede ser justificada porque este fenómeno destruye los cimientos de la institucionalidad democrática.  

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