Renatto Bautista Rojas
Magíster en Gestión de
Políticas Públicas, Licenciado en Ciencia Política y catedrático nombrado en la
Facultad de Derecho y Ciencia Política de la UNFV
Publicado en El Montonero, con fecha 15-07-2024
Hanna Arendt (1906-1975) fue
una filosofa alemana y de origen judío por lo cual sufrió en carne propia la
perversidad de la Alemania Nazi que la arrestó en el año1933 para terminarle
quitando la nacionalidad alemana en 1937. Por lo que en el año 1951 publicó su
libro mas importante “Los orígenes del totalitarismo” que es un crudo análisis
de las dos ideologías mas crueles y mortales que han surgido en el siglo XX: El
nazismo y el estalinismo.
En este magistral libro
demuestra (coincido con Arendt) como el antisemitismo (lamentablemente vigente
hasta nuestros días) está relacionado directamente con el nacionalismo mas
anacrónico que hemos visto. Soy de la opinión que este fragmento de su obra
calza en esta realidad donde en algunas universidades occidentales, hay decenas
de alumnos que piden la eliminación del Estado de Israel (ergo a sus
ciudadanos) como su apoyo hacia la organización terrorista Hamás. Luego la
autora, hace una comparación entre el nazismo y estalinismo, yo mas bien al
ultimo le hubiera puesto el término bolcheviquismo o socialismo soviético
debido que tras la muerte del dictador Stalin, la Rusia soviética siguió siendo
un régimen totalitario como en la vida del sanguinario Stalin, pero vamos esta
discrepancia no resta la enorme importancia de este libro debido a que la
autora determina -con mucha certeza- que en esos dos regímenes totalitarios la
población -enferma en tanto odio en base a una tremenda maquinaria de
propaganda política- ya cree en una “política de admiración del crimen.” Por
eso, históricamente en Occidente se puede demostrar que los psicópatas son los
seres humanos que apoyan -como ganado ovino- a un líder que hace públicamente
el mal a quienes discrepan de él. Ante esta constante histórica del siglo XX,
me siento más cuerdo ya que yo nunca he apoyado ni defendido a regímenes
totalitarios que abiertamente hacen el mal como “política señera.” Estas
palabras me hacen recordar lo que su Santidad Juan Pablo II como catedrático
del curso de Ética en la Universidad de Lublin decía: “El nazismo fue
derrotado, para venir una ideología igualmente de perversa, pero con otro
nombre que no sea nazi.” Indudablemente, el insuperable Juan Pablo II se
refería al estalinismo (en concepto de Arendt), como reiteró yo lo hubiera
llamado bolcheviquismo o socialismo soviético. Volviendo con Arendt, coincido en esa alianza
temporal entre la élite económica o política con las masas en apoyo al caudillo
totalitario añadido creo que las tragedias que han ocurrido en Occidente se deben
a la permisividad o silencio cómplice de las elites respecto al accionar del
dictador totalitario. Por ejemplo, a Hitler lo debieron detener en la
Conferencia de Múnich porque era evidente que luego de los Sudetes de
Checoslovaquia, iría por Polonia, tal como sucedió el 1 de septiembre de 1939. Era
evidente que Hitler era un psicópata como un gran peligro para toda Europa.
Finalmente, Arendt determina
que el terror es fundamental en todo régimen totalitario, añadiría que se
respalda en la censura como en la mentira por igual. Todos recordamos que la
Alemania Nazi se quejaba que los judíos internacionalmente conspiraban contra
ellos (tremenda mentira), una falacia similar decía la Rusia soviética sobre
que el “imperialismo” conspiraba contra ellos. Amable lector, vean cómo actúan
en base a la mentira, los dos más perversos totalitarismos del pasado siglo. Por
eso, ante la vil censura de pigmeos éticos, hay que hacerles recordar que la verdad
nos hará libres, tal como esta escrito en el Evangelio de San Juan. ¿Acaso Juan
Pablo II se quedó callado como seminarista ante la Alemania Nazi? ¿Acaso Juan
Pablo II se quedó callado ante el vil ateísmo totalitario de la Rusia soviética
en Polonia? ¿Acaso, Winston Churchill se quedo callado ante la amenaza que fue
la Alemania Nazi desde enero de 1933? ¿Acaso, Charles de Gaulle se quedó
callado ante la invasión nazi sobre Francia? Indudablemente, los cobardes -a lo
largo de la historia de la civilización- callan por miedo, más no los hombres
libres que siempre han luchado contra el mal proveniente del totalitarismo.
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