jueves, 10 de abril de 2014

Crisis de los Partidos Políticos en el Perú Contemporáneo

Crisis de los Partidos Políticos en el Perú Contemporáneo[1].

Renatto Bautista Rojas
Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV)

Los Partidos Políticos son indispensables para la democracia como interlocutores de las demandas y necesidades de la ciudadanía hacia el Estado. Una democracia efectiva y real se debe respaldar en Partidos Políticos que representen los tres espectros históricos en el mundo (la izquierda socialista, la socialdemocracia y la democracia cristiana). Los principales actores políticos no deben ser los Medios de Comunicaciones; que en su mayoría de casos representan los intereses empresariales, sino los Partidos Políticos como base social de nuestra sociedad.

En el caso peruano, en cada elección presidencial podemos ver la agudización de la crisis de representatividad e institucional que padecen los Partidos Políticos. Muchos analistas políticos se atreven a decir que nuestra democracia es sui géneris ya que nuestros Partidos Políticos están en una debacle cerca de la extinción; por lo cual, nuestra democracia se concreta sin Partidos Políticos. Esto es un atrevimiento. Si bien es cierto que la agudización de la crisis de los Partidos Políticos es un hecho real, no se puede negar la presencia de éstos a través de sus representantes en el Congreso de la República, Gobiernos Regionales y Municipalidades.

En el presente artículo abordamos la crisis de los Partidos Políticos llamados tradicionales en nuestro país, Acción Popular, Partido Popular Cristiano (PPC) y Partido Aprisa Peruano (PAP). No veremos el caso de la izquierda peruana porque ellos no han tenido un partido político unificado más bien en la década de los 80’s giraron en torno a una Alianza Electoral denominada Izquierda Unida. Luego de la Caída del Muro de Berlín esta Alianza se fragmentó en varios grupos, cuya situación es vigente hasta nuestros días. Para las Elecciones Generales del 2011 giraron en torno a otra Alianza Electoral denominada Gana Perú, teniendo como eje al Partido Nacionalista que no se define como de izquierda y/o socialista. Ahora, esta Alianza Electoral Gana Perú ha sido reducida al Partido Nacionalista, ya que las figuras de la vieja izquierda han renunciado ha apoyar al actual gobierno de Ollanta Humala por una supuesta claudicación por parte de él de su Primer Plan de Gobierno denominado “La Gran Transformación.”

Luego del final de la dictadura militar y de los comicios de 1980 se pudo observar la vuelta de los Partidos Políticos denominados tradicionales. Luego de su primer gobierno el arquitecto Fernando Belaúnde, de Acción Popular con una aura democrática vuelve al poder en 1980 con el respaldo del 45% del electorado. Recordemos que su Primer Gobierno (1963-1968) fue totalmente desastroso al grado que el Senado censuro a varios gabinetes y se dio el terrible escándalo de la pérdida de la Página 11 que sirvió como pretexto para el Golpe de Estado del 3 de octubre de 1968. A pesar de no haber obtenido la victoria, el Partido Aprista Peruano; sin Víctor Raúl Haya de la Torre como candidato presidencial, obtuvo 28% del electorado. Estos dos Partidos Políticos representaban casi el 75% del electorado para su época. Lamentablemente, el gobierno de Acción Popular debió afrontar graves problemas económicos y la creciente amenaza terrorista de parte de Sendero Luminoso, dentro de su estructura partidaria se hicieron cada vez más fuertes las tensiones entre Fernando Belaúnde y Javier Alva Orlandini, lo que generó que Acción Popular perdiera representatividad en desmedro del Partido Aprista Peruano y de la novísima Izquierda Unida.

Tras el desgaste del segundo gobierno de Acción Popular, su partido entró a una grave crisis de representatividad e institucional por lo cual en la elección general de 1985 su candidato Javier Alva Orlandini obtuvo el 7% del electorado peruano.

El Partido Popular Cristiano fue fundado por Luís Bedoya Reyes en 1966 como una escisión de la Democracia Cristiana, representa al social cristianismo peruano. En las elecciones para la Asamblea Constituyente de 1978 obtuvo un 25% del electorado ya que Acción Popular se abstuvo de participar, quedando en segundo lugar tras el Partido Aprista Peruano que obtuvo su tercio histórico. 

Tras los comicios de 1980, el PPC obtuvo el 9% del electorado. Históricamente tiene arraigo en Lima más no en provincias. Para facilitar un buen gobierno ha Acción Popular forjo una alianza política en torno al Ejecutivo con participación de 4 ministros pepecistas y del Parlamento con lo cual Acción Popular logró mayoría en ambas Cámaras, Diputados y Senado. Para evitar el escenario que afrontaron en el primer gobierno acción populista donde primaba en ambas Cámaras la mayoría aprista y odriístas. 

El grave problema para el PPC fue que en el quinquenio de 1980-1985 debió asumir el activo y pasivo de la administración de Acción Popular; lo cual le trajo una gran derrota política en Lima, donde por primera vez ganó un alcalde socialista, Alfonso Barrantes de la Izquierda Unida.

Tras las elecciones generales de 1985 el PPC en alianza con el Movimiento de Bases Hayistas (escisión del Partido Aprista Peruano liderado por Andrés Townsend Ezcurra) obtuvieron el 10% del electorado peruano. El PPC hasta hoy es un Partido Político con arraigo sólo en Lima con escasa capacidad para organizarse en el interior del Perú. Un problema institucional es que como partido gira en torno de la familia Bedoya lo cual impide el surgimiento de liderazgos juveniles que probablemente pudieran darle una imagen fresca y moderna al PPC.

El tercer caso es el del histórico Partido Aprista Peruano de orientación socialdemócrata fundado en 1930 por Víctor Raúl Haya de la Torre. En vida de su fundador siempre obtuvieron su tercio histórico pero no pudieron llegar al poder de manos de su fundador ya que tenían la animadversión de la derecha peruana y del militarismo. Las estructuras oligárquicas desde la Independencia son muy fuertes y no han permitido hasta el día de hoy un gobierno de centro izquierda de amplia base democrática que permita el desarrollo industrial del Perú.

Luego de la muerte de Haya de la Torre en 1979, el Partido Aprista Peruano sufrió un grave conflicto interno entre Armando Villanueva y Andrés Townsend por el cual el PAP en la elección presidencial obtuvo el 28% del electorado. Después del retiro de Townsend y de la debacle aprista en las elecciones municipales de noviembre de 1980 donde obtiene un 16%, surge el liderazgo de Alan García Pérez discípulo de Haya de la Torre, que por primera vez en su historia lleva al poder al PAP. Este triunfo se debió al nuevo rostro del PAP que le otorgo García y debido a la insatisfacción de las clases medias sobre el gobierno de la alianza Acción Popular – PPC.

García para la elección de 1985 habría logrado lo imposible, el PAP fue más allá de su tercio histórico y casi bordeando el 50% superó largamente a Barrantes candidato de la IU que quedo con un 22% del electorado peruano. El gran perdedor de esta contienda electoral fue Acción Popular que pasó de un 45.4% en 1980 a un 7.3% en 1985.

Para la elección de 1985 se pudo hablar de una consolidación del sistema de Partidos Políticos, lo cual lamentablemente no se dio para las elecciones generales de 1990.

La Izquierda Unida se fragmentó lanzando 2 candidatos presidenciales para 1990 mientras que el PAP tuvo que pagar caro el costo de la grave crisis económica y padecer las disputas entre Alan García y Luís Alva Castro visibles en el Congreso Partidario de 1988 donde Alva Castro fue elegido Secretario General del PAP.

Para las elecciones presidenciales de 1990, los Partidos Políticos llamados tradicionales ya padecían de una crisis de representatividad e institucional visible al punto que el PPC y Acción Popular se coaligaron con el Movimiento Libertad para postular la candidatura de Mario Vargas Llosa. Por primera vez en su historia estos Partidos Políticos no mandaron a la candidatura presidencial a un miembro de sus filas políticas.

Mientras en el PAP si fue una figura partidaria como Alva Castro, candidatura que padeció el pasivo del gobierno de García Pérez al punto de que el PAP no superó su tercio histórico.

Para fatalidad histórica, en esas elecciones se impuso un outsider que fue Alberto Fujimori que se presentó como el abanderado frente a la derecha, por lo cual en segunda vuelta los votos apristas y de las candidaturas de izquierda  sirvieron para que se ciñera la banda presidencial.

Con el autogolpe del 5 de abril de 1992 y la persecución contra los Partidos Políticos llamados tradicionales, Fujmori pudo consolidarse en el poder hasta fines del 2000. En la década fujimorista se pudo observar el casi colapso de los Partidos Políticos.

Para la caída de la dictadura fujimorista y la elección presidencial del 2001 se produjo el reencuentro de los Partidos Políticos con la ciudadanía.

El Partido Aprista Peruano, casi al borde de la desaparición política, pudo pasar a la 2º vuelta de manos de Alana García Pérez con un 25% del electorado, mientras que la Alianza Unidad Nacional  con el PPC como eje, con su candidata presidencial Lourdes Flores obtuvo un 24% del electorado siendo su gran limitación y fortaleza a la vez el electorado de Lima Metropolitana.

Para las presidenciales del 2006 se volvió a observar el resurgimiento de los Partidos Políticos llamados tradicionales.

El Frente de Centro (cuyo eje era Acción Popular) presentó a Valentín Paniagua, Unidad Nacional (cuyo eje central era el PPC) volvió a presentar a Lourdes Flores (discípula del fundador del PPC) y el Partido Aprista Peruano volvió a presentar por 3º vez a Alan García Pérez que obtuvo finalmente la victoria en 2º vuelta gracias a la construcción de una plataforma de amplia base democrática.

Para estas presidenciales del 2011 los Partidos Políticos tradicionales, no presentaron propias candidaturas presidenciales. Acción Popular, tras la muerte de Paniagua y la apertura de su dirigencia a otras generaciones, decidieron salvar su representación parlamentaria aliándose con Alejandro Toledo de Perú Posible. El PPC; tras la derrota electoral de Lourdes Flores en Lima, en alianza con otros movimientos sin mayor trayectoria histórica lanzaron la candidatura de Pedro Pablo Kuczynski, debido a la ausencia de liderazgos alternos a Lourdes Flores dentro del PPC.

Finalmente, el Partido Aprista Peruano ante un grave conflicto interno entre diferentes grupos y la ausente relación de sus dirigentes partidarios con la ciudadanía presentaron la candidatura de la liberal Mercedes Araóz que finalmente renunció dejando al Partido Aprista Peruano por primera vez en su historia sin candidatura presidencial lo cual llevó a que tenga la bancada más reducida para el quinquenio 2011-2016.

La tentación autoritaria no cesa en nuestro país. Así lo demostró la polarizada contienda entre el fujimorismo representado por la hija de Alberto Fujimori y Ollanta Humala en la que los grandes medios optaron por un apoyo fuerte y coordinado por la primea sin tener en cuenta los antecedentes dictatoriales del gobierno del padre.

Por ello es necesario forjar una democracia institucionalizada, capaz de atender las necesidades de la sociedad, respetando las reglas de la interdependencia económica vigente en el siglo XXI. Las democracias más sólidas tienen Partidos Políticos sólidos que son los defensores de la Gobernabilidad Democrática, no permitamos que ninguna crisis de representación e institucional acabe con los Partidos Políticos y que ello permita un nuevo autoritarismo en el Perú.





[1] Publicado en la Revista Politeia Edición Nº 1 de la Escuela Profesional de Ciencia Política de la Universidad Nacional Federico Villarreal ( abril del 2013).

viernes, 4 de abril de 2014

Cayo Julio César, quién bordeo los límites de lo imposible.


Cayo Julio César, quién bordeo los límites de lo imposible.

Renatto Bautista Rojas
Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV)


Mis dos últimos artículos fueron sobre la República de Roma (509 a.C. hasta el 27 a.C.); específicamente, sobre Cincinato; quién fue Cónsul y dos veces dictador de Roma, salvándola primera de una guerra contra los eucos y luego de la conspiración del patricio Espurio Melio. Él demostró que cumplió con cabalidad su deber político como Dictador y al solucionar los conflictos, devolvió sus poderes dictatoriales al Senado.

El más reciente artículo fue sobre Mitrídates VI; quién fue rey de Ponto y fue un terrible enemigo de Roma – se enfrentó en batalla contra Sila, Lúculo y Pompeyo. Él emprendió 16 años de guerra no prolongada contra Roma, el final de estos conflictos fue con su suicidio en el palacio de su hijo Farnaces.

En esta oportunidad escribiré sobre Cayo Julio César (100 a.C. – 44 a.C.). Me permitiré una licencia, siempre menciono los años de nacimiento y muerto de los personajes que escribo para situarnos en su línea histórica de tiempo no por un afán de memorizarnos las fecha.

Julio César nació y creció en una etapa de expansión política y económica pero bajo una turbulencia política entre las disputas del poder entre su tío Mario y Sila, finalmente Sila se impuso y estableció una dictadura personal.

La república de Roma ya no era el pequeño país que dominaba sólo el centro de la península Itálica sino era una república que dominaba los territorios de la península Ibérica, la península Itálica, gran parte de la península Balcánica, parte importante del norte del África Occidental y el Asia Menor. Significaba que Roma debería cambiar sus estructuras políticas y sociales, además surgió una clase comerciante que era hegemónica en el Mediterráneo pero que no tenía muchos derechos políticos en contraposición de los patricios. En conclusión, vientos del cambio tendría que llegar a Roma para cimentar o no su expansión territorial.

El primer éxito político de Julio César fue su alianza política con Pompeyo y Craso, hoy lo denomínanos Primer Triunvirato. Este pacto es importante porque le devuelve una eventual tranquilidad a la sociedad romana que vivió años de guerras civiles. Para asegurar este pacto Julia; quién fui hija de Julio César, se casó con Pompeyo.
Pompeyo se quedaría como el administrador de Roma, Craso administraría las ricas provincias del Oriente y Julio César sería el administrador de la Galia Cisalplina.

Julio César emprendió la conquista de la Galia (hoy Francia), dicha guerra se inició desde el 58 a.C. hasta el 49 a.C. Él demostró su genio como estratega ha derrotar a las fieras tribus galas,  ha llegar sus legiones hasta el rió Rhin y hasta el rió Támesis.


Mientras Alejandro Magno dio marcha atrás tras el amotinamiento de sus tropas en el río Beas (actual India) y Napoleón retrocedió tras el incendio provocado de Moscú, Julio César entendió que entablar campañas pasando los ríos Rhin y Támesis sería demasiado peligroso.

Este aspecto me detiene en un análisis de la estrategia,  muchos pudieran decir que Julio César fuese timorato pero él no demostró ese sentimiento sino actuó con prudencia. Si hubiese iniciado una campaña miliar pasando esos ríos tal vez él hubiera muerto y su carrera política y su legado en la inmortalidad de la historia quedaba en esas lejanas tierras.

Volviendo a Roma, el pacto político feneció tras la muerte de Julia ha dar a luz en el 54 a.C. y tras la muerte de Craso frente a los ejércitos de los partos en 53 a.C. La facción conservadora y republicana en el Senado de Roma denominada optimates persuadió que Pompeyo que tenía que romper su pacto político con Julio César.

El paso del rió Rubicón por Julio César y sus legiones, la huída de los senadores optimates con su nuevo líder Pompeyo hacia Grecia, la derrota de las legiones de Pompeyo en Hispania (hoy España) por Julio César y la victoria de Julio César en la batalla de Farsalias (48 a.C.) que significo el triunfo total de Julio César como amo de indiscutible de la República de Roma fue por la acumulación de errores de Pompeyo en su carrera política:

Primero, tras el triunfo de Pompeyo frente a los piratas que asolaban el Mediterráneo (66 a.C.) Él licenció a sus legiones; es decir, perdió militares leales a él y expertos en batalla.  Julio César tras su triunfo en las Galias no licenció a sus legiones más bien ellas decidieron afrontar una nueva guerra civil en defensa de lo que ellos creían que era correcto, el liderazgo indiscutible de Julio César en Roma.

Segundo, Pompeyo siempre afirmaba: “El que no está conmigo, está en mi contra.”  Mientras que Julio César afirmaba: “Quién no está en mi contra, está conmigo.”
A simple vista, estas frases serían un juego de palabras pero para políticos y generales tan experimentados como los dos, denota la visión que tenían. Mientras que Pompeyo era más obtuso y confrontacional, Julio César era más abierto ha ganarse el apoyo y la confianza de personas que si bien es cierto no fueron partidarios iniciales de él pero que por no existir grandes diferencias pudiera trabajar a su lado.
La política implica en algunos momentos ser confrontacionales pero también implica buscar el diálogo y el consenso cuando se decide construir un nuevo orden como lo hizo Julio César y lo terminó su sobrino nieto el Emperador Augusto.

El punto culminante de Pompeyo fue su huida a Grecia, ahí formo un senado con los optimates que en lugar de reclutar soldados para formar nuevas legiones se enfrascaron estos senadores en discusiones bizantinas que les hicieron perder la noción de la época que vivían que ya no era la del gobierno formal sino de un gobierno llamemos rebelde y en franca caída y huida, tras la victoria de Julio César frente a las legiones de Pompeyo en la Hispania. Julio César siempre fue clemente con sus adversarios que se enfrentaron a él en batalla, al rendirse (tal vez por cálculo político) decidieron engrosar las legiones de Julio César y él de primeras aceptó más soldados experimentados en sus legiones.

Julio César pudo construir una misma alma entre él y sus legiones lo que no puedo hacer Pompeyo con los optimates y sus tropas en Grecia; por estas razones, la batalla de Farsalia fue el resultado de los errores acumulados en su carrera política de Pompeyo más el genio estratega de Julio César.

Creo que todas estas razones demuestran bien que Cayo Julio César fue quién bordeo los  limites de lo imposible hasta antes de su muerte lo demostró. Según el historiador sueco Carl Grimberg:

“Según Plutarco, César tenía intención de someter a los partos hacia el Mar Caspio, considerado entonces como una ensenada del océano. Al regreso, pensaba atravesar las estepas al norte del mar Negro para atacar a los germanos por retaguardia y someterlos al poder romano. De esta manera, el imperio de Roma quedaría rodeado por el océano, salvo al sur, donde terminaba en los desiertos de Sahara y Arabia.”[1]

Sabemos bien que el 15 de marzo del 44 a.C. Julio César fue asesinado por una conjurada de senadores que consideraban que él se proclamaría Rey. A la luz de la historia, el magnicidio no significo una vuelta al tradicionalismo de los valores de la República más degeneró en una guerra civil donde Augusto (sobrino nieto y heredero de Julio César) vencería en el Combata de Accio ha Marco Antonio y Cleopatra. Augusto concentraría en sus manos todos los poderes tanto el religioso como Sumo Pontífice, el político y el militar como imperator (comandante en jefe del ejército). El proyecto político iniciado por Julio César fue terminado exitosamente por su sobrino nieto Augusto.

Bibliografía:

“Historia Universal. Tomo 8 Julio César.” Autor: Carl Grimberg. Edición: Sociedad Comercial y Editorial Santiago (1987)
“Julio César. El proceso clásico de la concentración del poder.” Autor: Jerome Carcopino. Ediciones: Rialp S.A (2004)
“Los comentarios sobre la guerra de las Galias” Autor: Cayo Julio César. Obras Completas. Editorial Greeds.





[1] Historia Universal Tomo 8 Julio César. Autor: Carl Grimberg. Edición: Sociedad Comercial y Editorial Santiago (1987).