Renatto Bautista Rojas
Magíster en Gestión de Políticas Públicas, Licenciado en Ciencia Política y catedrático en la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la UNFV
Publicado en El Montonero, con fecha 26-07-2021
Este artículo será
publicado días antes del 28 de julio del 2021 es decir es una dedicatoria al
Bicentenario de la República, aunque, espero equivocarme, estamos sumergidos en
el peor momento de la República donde las libertades económicas y políticas
están en un grave riesgo por un modelo económico y político que ha fracasado en
la Europa del Este hace 31 años y en cualquier parte del mundo que ha sido
impuesta por las armas como el lamentable caso de la longeva dictadura cubana.
Aprovecho estas líneas para manifestar lo siguiente:
No soy ni seré comparsa
de entregar al Perú a las fuerzas del castrochavismo. ¡No acepto el fraude en
mesa ni la presidencia legítima tras tantas sombras electorales en la segunda
vuelta presidencial!
¡Espero equivocarme por
la juventud peruana! ¿La terquedad es muy humana? ¿No? ¿Qué lástima! Esto se da
porque no se enseña historia universal en los colegios peruanos, pero cerrando
el paréntesis deseo centrarme en el tema central: ¡Qué significa ser peruano!
Para mí, el Perú es mi
primer gran amor de mi vida porque desde que aprendí a leer y escribir (a los 5
años) entendí que el Perú es el cúmulo de una enorme historia que todo peruano
debe sentirse muy orgulloso. Yo me siento feliz y orgulloso de ser peruano porque
aquí surgió la civilización, mucho antes que en otra parte del continente,
obviamente me refiero a la ciudad de Caral que es contemporánea con Egipto y
Babilonia, luego vinieron los reinos precolombinos Chavín, Paracas, Nasca,
Mochica, Wari, Chimú y el imperio incaico -que fue el imperio más grande en
toda Sudamérica antes de la llegada de los españoles- luego por 292 años fuimos
el virreinato español más importante de Sudamérica y en nuestro territorio,
precisamente en Ayacucho, se consolido la independencia de nuestras naciones
aquel 9 de diciembre de 1824, luego -como todos saben- han venido 200 años de
República muy turbulentos porque la polarización siempre ha sido nuestra
constante hasta nuestros días: Gamarra vs Santa Cruz, Castilla vs Vivanco,
Piérola vs Cáceres, Leguía vs civilistas, APRA vs antiaprismo, fujimorismo vs
anti fujimorismo caviar, pero sin entrar de lleno a estas terribles
polarizaciones de la República, creo que todo peruano debe sentirse orgulloso
de toda nuestra historia porque son 5 mil años de glorias que deben motivarnos
a los jóvenes a ser los mejores y si algún día tendremos la oportunidad de
gobernar hay que hacerlo lo mejor porque sería hacer el bien al prójimo que
debe ser la única motivación en todos los gobernantes. ¡Qué idealista!
Sinceramente, no me importa esos calificativos, pero más importante es hacer el
bien al prójimo si eres una persona capaz y lúcida que permitir el naufragio
total de la República del Perú en toda su esencia política.
Apreciado compatriota, lo
reitero: ¡Tenemos 5,000 años de rica historia que debe ser orgullo de todos los
peruanos! No somos un país isla en el Caribe o en el Océano Indico (con el
respeto que se merecen los ciudadanos de esos países) o no somos un país
pequeño que es tapón entre dos países más grandes, nosotros somos herederos de
una bella y soberbia historia.
Ya que estoy
reflexionando sobre la historia del Perú, me detengo en un punto que por
primera vez lo haré público:
Es cierto que el 28 de
julio celebraremos 200 años de República y de ser un Estado soberano, a pesar
de todas las confrontaciones políticas y militares que aún tenemos y eso es una
gran alegría aunque lo cierto históricamente es que el 28 de julio del 1821 todo
el territorio del Perú aún no era la República del Perú porque el virrey José
De la Serna controlaba el centro y sur del Perú hasta la Batalla de Ayacucho
por dicha razón hay un grupo de académicos que plantea que deberíamos celebrar
como Bicentenario el 9 de diciembre del 2024, lo también cierto es que la
proclamación de la Independencia, por parte de José de San Martín, tiene
relevancia porque se dio en Lima, capital del Perú sumado a que era la primera
vez, en casi 300 años de historia, que los españoles se vieron obligados a
dejar la capital del otrora virreinato más poderoso de Sudamérica, pero el Perú
como organización política y/o territorial no existe desde el 28 de julio de
1821 sino desde el 20 de noviembre de 1542 cuando Carlos I (más conocido como
Carlos V por ser Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico) por la Real
Cédula de Barcelona crea el virreinato del Perú que en esa época representaban
los territorios de las actuales repúblicas de Panamá, Colombia, Ecuador,
Bolivia, Paraguay, Uruguay, Argentina, Chile y obviamente el actual Perú más
los territorios que Brasil se apoderó cuando era un Imperio. Por dicha razón
histórica, considero que la Nación peruana es la confluencia de dos poderosas naciones
la inca y la española es decir somos un mestizaje (no solo en el fenotipo que
es evidente a nuestros ojos) sino en civilización por eso no podemos despreciar
ninguna herencia ni la española ni la precolombina (porque no todos los
peruanos tenemos algo de sangre de los incas propiamente dicho). En conclusión,
el Perú es mestizo por excelencia (ni el peruano de la familia de más alta
alcurnia podría decir que tiene sangre 100% europea ni el selvático podría
decir lo mismo en su caso) y somos solo una Nación, no somos una nación de
naciones y lo sostengo porque hay una intentona golpista que pretende hacer una
Carta Magna donde se establezca un sistema federado en el Perú y que se nos
denomine “Estado plurinacional” (lo dice el plan de gobierno de Perú como lo
escribí en el artículo titulado “¡No a la ultraizquierda!” del 26 de abril del
presente que está publicado en este prestigioso medio de comunicación).
En esta misma línea,
trato de entender que haya algunos peruanos de la sierra y la selva que se
sientan diferentes y añoren a determinadas culturas precolombinas, pero con
todo respeto les reitero que ningún peruano (sean ellos o los costeños) tenemos
“sangre pura” o 100% hacia uno de los sectores antes del proceso de mestizaje.
Esta afirmación no solo se demuestra con nuestro fenotipo sino con nuestros
apellidos que la gran mayoría vienen de Castilla (España), el reino que
articuló el descubrimiento de América como la construcción de un imperio
ultramarino, en nuestro hemisferio, que perduró por 3 centurias. Sé que lo
escrito en estas líneas es polémico más si celebramos el Bicentenario de la
República, pero prefiero escribir la verdad porque este valor siempre nos hace
libre como lo dicen los Santos Evangelios.
En conclusión, el Perú no
es Nación de naciones ni Estado plurinacional porque todos los peruanos
representamos un mestizaje sociocultural que viene desde mediados desde el
siglo XVI, abjurar de esta verdad histórica es abjurar de sus propios
antepasados y/o sangre.
En estas finales líneas
les recuerdo a todos mis compatriotas las palabras de San Juan Pablo II ante
los polacos, en el lejano año de 1979: “¡No se resignen a que el mal los
gobierne para siempre!”
¡Viva
el Perú! ¡Viva la libertad! ¡Luchemos siempre por la democracia representativa!
¡Viva el Bicentenario de la República!