Renatto Bautista Rojas
Magíster en Gestión de Políticas
Públicas y Licenciado en Ciencia Política por la UNFV
Publicado el 10 de julio del 2019 en Mundiario
Escribo
este artículo no por mis compatriotas que se dejan arrastrar por pasiones o por
tontos odios sino como denuncia a la comunidad internacional de las
barbaridades jurídicas en el Perú.
No
conozco ni he votado, en las primeras vueltas de los años 2011 y 2016, por
Keiko Fujimori, ni soy ni seré fujimorista, pero su prisión preventiva
representa una terrible barbaridad jurídica porque, por vendettas políticas, en
el Perú, primero te meten preso y luego te investigan. ¡Increíble! ¡De horror!
¡Puro fascismo!
Lo
mismo querían hacer con el ex dos veces Presidente Alan García Pérez, pero él
no permitió la burla y humillación de impresentables que no son nada ante la
historia, la máxima ambición de Alan García era ser inmortal a través de la
historia peruana.
En
el Perú, existe el recurso de casación que es visto por la Corte Suprema, pero dicho
recurso aún no se ve por presiones mediáticas y de una ONG, llamada Instituto
de Defensa Legal que es financiada por el magnate progresista George Soros
–archienemigo del lúcido premier húngaro Víktor Orbán- y defensora de los
terroristas marxistas de Sendero Luminoso ante cualquier proceso judicial
dentro o fuera del Perú. Primero, hicieron sus viles jugadas para que un juez
supremo se inhiba de ver la casación por la falsedad que era fujimorista, lo
cual, no es cierto porque es un juez de carrera. Luego, el mismo día que se
vería la casación de Fujimori, IDL – a través de un medio del cartel mediático
progresista- publica como “primicia” un
audio de otro juez supremo, que vería la casación, con el defenestrado juez
supremo César Hinostroza, investigado por tráfico de influencias. Ahora, la
progresía mediática y la ONG de Soros, en el Perú, IDL, han inventado un delito
penal que es tener una conversación telefónica con el ex juez supremo
Hinostroza. Se olvidan, muy convenientemente, que toda responsabilidad penal es
individual.
No
sé si Keiko Fujimori es inocente o culpable de recibir financiamiento de la
empresa brasileña Odebrecht, pero merece –como cualquier peruano- ser
investigada minuciosamente sí, pero en
libertad porque su prisión preventiva es una prisión política y representada en
viles odios. En esto, nos parecemos a la Cuba castrista o a la Venezuela
chavista. ¡Mucho cuidado!
A
mis compatriotas les llamo a una reflexión. Si a una política que ha pasado dos
veces a segunda vuelta y obtuvo 73 congresistas de 130 escaños, le están
haciendo toda esta barbaridad, ¿qué no nos harían a nosotros que somos
ciudadanos de a pie y que no nos han
votado millones de peruanos ni tenemos una bancada de 73 congresistas?
Reflexionen que todos tenemos enemigos gratuitos que darían un universo para
vernos humillados en prisión.
Yo
sin ser fujimorista, alzo mi pluma –a nivel internacional- porque hoy será
Keiko, mañana otro compatriota mío y pasado mañana quien les escribe.
¡No
permitamos más barbaridades! Defendamos el equilibrio de poderes y el Estado de
Derecho democrático.
¡Viva
el Perú!