Renatto Bautista Rojas
Magíster en Gestión de
Políticas Públicas, Licenciado en Ciencia Política y catedrático nombrado en la
Facultad de Derecho y Ciencia Política de la UNFV
Publicado en El Montonero, con fecha 27-05-2024
La única institución que administra
justicia, de acuerdo a la Carta Magna, es el Poder Judicial que es uno de los
tres poderes del Estado señalados en la clásica teoría de separación de poderes
diseñada por el intelectual Montesquieu, pero desde hace décadas los medios de
comunicación privados -que se han convertido en un poder fáctico- han usurpado
esta función constitucional del Poder Judicial, violando flagrantemente el
debido proceso como la presunción de inocencia que todo ciudadano merece tener
en cualquier juicio, como una guillotina en el reinado de Terror de Maximiliano
Robespierre, hoy los medios de comunicación privado a través de sus portadas
constantes y/o programas televisivos sentencian su implacable condena,
obviamente estos casos se manejan de acuerdo a conveniencias políticas es decir
solo importa destruir el honor personal y profesional del ciudadano
guillotinado por los mass medias del siglo XXI. Dos claros ejemplos en el Perú
de juicios mediáticos son los que afrontaron los ex fiscales de la Nación,
Pedro Chavarry y Patricia Benavides, los dos fiscales jamás asesinaron ni
estafaron ni robaron nada a nadie, pero los principales medios de comunicación
privados y una ONG todopoderosa -que no vale la pena mencionarlos porque los
lectores de El Montonero saben a quien me refiero- colocaron la guillotina
mediática contra Chavarry y Benavides, contra el primero jamás le perdonaron
que sea frontal contra el hoy vacado por corrupción Vizcarra y contra la
segunda el odio es más poderoso porque ella siempre fue frontal contra el
vacado por sedición Castillo sumada que ella, en su condición de Fiscal de la
Nación, asumió las diligencias fiscales luego de que la Policía Nacional
detuviera al golpista Castillo. Lo
también penoso de los juicios mediáticos es ver a profesionales del Derecho y/o
estudiantes de esta magna carrera que se presten a aplaudir como focas los
juicios mediáticos que afrontaron Chavarry y Benavides cuando el debido proceso
como la presunción de la inocencia son características inalienables de
cualquier régimen que se precie como democrático. ¡Imagínense si estos
universitarios fueran profesionales! ¿Qué clase de profesionales serían?
¿Violadores de las leyes? ¿Comodines dependiendo de quien tiene el poder? Por
eso, quienes somos catedráticos tenemos el deber ético y profesional de enseñar
a nuestros alumnos que el debido proceso como la presunción de la inocencia son
valores fundamentales todo Estado de Derecho, cuidado que la vida de vueltas y
sean estos cancerberos los que griten sí al debido proceso cuando ya no haya
nadie más que los defienda.
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