Renatto Bautista Rojas
Magíster en Gestión de Políticas Públicas, Licenciado
en Ciencia Política y catedrático nombrado en la Facultad de Derecho y Ciencia
Política de la UNFV
Publicado en El Montonero, con fecha 08-09-2025
Volviendo
de nuevo con su Santidad Juan Pablo II, el último gran Papa de la Iglesia
Católica por su inmensa lucha contra los dos demonios expandidos por el hombre
en el siglo XX, las dos ideologías primas hermanas: El nazismo y el comunismo.
El Papa Juan Pablo II escribió la encíclica “DOMINUM ET VIVIFICANTEM”, el 18 de
mayo de 1986, que versa sobre el Espíritu Santo desde un enfoque católico. Me
permito una breve reflexión, todo cristiano, sea católico u ortodoxo o la
denominación que desea identificarse debe ser trinitario en el sentido de
aceptar el dogma de la Santísima Trinidad es decir creer en la existencia de un
solo Dios que se manifiesta de tres maneras distintas: Dios Padre, Dios Hijo y
Dios Espíritu Santo. Por lo que, entiendo la necesidad del Papa Juan Pablo II
de escribir una encíclica sobre la importancia del Espíritu Santo porque es
Dios, claro es un misterio imposible de entender para el raciocinio limitado de
todos los mortales, pero la Biblia, que es un libro teológico, claramente lo
explica.
En
la página 16, Juan Pablo II escribió lo siguiente:
“el
Espíritu Santo, consustancial al Padre y al Hijo en la divinidad, es amor y don
(increado) del que deriva como de una fuente (fons virus) toda dádiva a las
criaturas (don creado):”
En
este fragmento, Juan Pablo II reafirma lo que creemos los católicos: La
Santísima Trinidad es un Dios manifestado de tres diferentes maneras, no son 3
dioses diferentes como mal atacaban a la Iglesia en los tres primeros siglos de
fundación de la principal religión monoteísta del planeta además el amor de
Dios es tan grande que nos creo a nosotros por eso somos su más bonita y máxima
creación en el Universo.
En
la página 25, Juan Pablo II escribió lo siguiente:
“Juan
Bautista anuncia el Mesías – Cristo no sólo como el que viene por el Espíritu
Santo, sino también como el que lleva el Espíritu Santo, como Jesús revelará
mejor en el Cenáculo.”
Como
nos recuerda San Juan Pablo II Cristo y el Espíritu Santo son lo mismo en
esencia: Dios, además el primo de Cristo, Juan anunció esa relación lo que
demuestra que el concepto de Trinidad viene por el Nuevo Testamento por lo cual
reitero no puede haber un cristiano coherente que no entienda que la Trinidad
es un dogma principal por eso los arrianos y nestorianos no son cristianos ya
que no tuvieron la grandeza de entender el dogma de la Santísima Trinidad, más
bien creo que los arrianos y nestorianos, como venganza, crearon al Islam, pero
ese tema lo dejaré para otro artículo. Un lector ateo me diría que no puede
haber un Dios manifestado de tres maneras distintas, yo le digo que sí porque
Dios supera las dimensiones del espacio y tiempo además nuestro intelecto
limitado jamás podrá entender la grandeza de Dios.
En
la página 53, Juan Pablo II escribió lo siguiente:
“El
hombre no puede decidir por sí mismo que es lo bueno y lo malo, no puede conocer
el bien y el mal como dioses.”
Desde
la década de los 60s del siglo pasado, la ideología que promueve el ateísmo y
la orgía de la sangre (claramente me refiero al comunismo) nos vende la falsa
idea que todo se puede relativizar como que todo se puede justificar, pero
están en un craso error porque el bien y el mal son valores absolutos, ningún
ser humano es un dios para relativizar lo correcto e incorrecto por lo que el
aborto, la eugenesia y la eutanasia siempre serán malas por más que gobernantes
psicópatas lo legalicen. También recuerdo que San Agustín en Confesiones
escribió lo siguiente: “Por más que la mayoría haga el mal seguirá siendo el
mal y por más que una minoría haga el bien, seguirá siendo el bien.” Duela a
quien le duela, la Iglesia Católica tiene a los más grandes filósofos que
defienden el misterio que representa Dios que se manifiesta en tres maneras
distintas que es la Santísima Trinidad.
A
modo de conclusión, considero que el pensamiento de San Juan Pablo II sigue
vigente porque el fue el último gran Papa de la Iglesia Católica, como él no
hay porque dio todo por Cristo y su vida siempre fue de lucha contra las
ideologías perversas que pretendieron destruir la fe cristiana. Todo católico
debe sentirse orgulloso del legado imperecedero de Juan Pablo II, el grande.
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