Renatto Bautista Rojas
Magíster en Gestión de Políticas Públicas, Licenciado en Ciencia Política y catedrático nombrado en la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la UNFV
Publicado en El Montonero, con fecha 22-10-2024
Siempre cuando escribo una reseña de libros pienso en mi buena amiga Claire Viricel, aunque esta vez toco un libro conciso y profundo que se llama ENCÍCLICA por ser el autor un Papa, pero no cualquier Papa, me refiero al Papa Juan Pablo II, un grande de la historia del siglo XX. ¿Por qué? Debido a que muchos seres humanos no pueden vencer a sus demonios internos, mientras Su Santidad se enfrentó a dos demonios poderosos creados por seres endemoniados, me refiero a esas dos ideologías primas hermanas: El nazismo y el comunismo. Sinceramente, no sé que pensará Claire y su esposo el maestro Neira sobre Juan Pablo II, tal vez tengamos puntos discrepantes, pero eso nutre una amistad porque sería tedioso pensar igual en todos los aspectos relevantes de la vida.
La Encíclica FAMILIARIS CONSORTIO versa sobre la misión de la familia cristiana en el mundo actual. Indudablemente, quienes somos católicos y venimos de familias católicas entendemos que la familia es el núcleo fundamental de la civilización humana, por dicha razón ideologías anti cristianas desean la destrucción del matrimonio ergo de la procreación como finalidad y de la construcción de la familia por ser el último reducto del sentido común y de la privacidad de nuestra especie. Además, en esta Encíclica, como en las otras de Juan Pablo II, se demuestra la enorme formación intelectual que tienen los sacerdotes católicos, a diferencia de los autoproclamados evangelistas, en filosofía, historia y teología por dicha razón ellos estudian una década en el seminario, no como otros que son unos simples charlatanes que comentan la Biblia en base a mediocre o nula formación académica porque para mi la Biblia no puede ser interpretada por cualquier persona, por más buena intención que tenga, ya que no es un libro de interpretación literaria mas bien es un libro filosófico y teológico dense de entender.
Me permito hacer 3 citas de la encíclica, la primera es de la página 19:
“El amor es por tanto la vocación fundamental e innata de todo ser humano.”
Lógico por lo cual todos los seres humanos están llamados a casarse para formar familia en base al más puro sentimiento que es el amor, lamentablemente el egoísmo y la maldad hacen que algunos seres humanos no entiendan esta vocación al guiarse por el mundano placer.
La siguiente cita se encuentra en la página 43:
“Ningún país del mundo, ningún sistema político puede pensar en el propio futuro, si no es a través de la imagen de estas nuevas generaciones que tomarán de sus padres el múltiple patrimonio de los valores, de los deberes y de las aspiraciones de la nación a la que pertenecen, junto con el de toda la familia humana.”
Indudablemente, quienes tenemos formación política sabemos que las dos primeras líneas de este fragmento es un tremendo golpe de realidad y sentido común contra el imperio soviético porque este régimen totalitario pretendió controlar todos los aspectos de sus ciudadanos, incluyendo la intimidad como el control absoluto de la natalidad y el aborto mal llamado “derecho” por esa ideología anti cristiana que en 100 años ha eliminado a más de 110 millones de personas en el mundo, lo cierto es que los hijos somos formados en valores y tradiciones por nuestros padres y abuelos, aunque lo cierto -es terrible, no crean que yo lo disfruto- es que hay padres que huyen con esa responsabilidad de formar con todo por sus hijos, aunque las situaciones sean difíciles, deben hacerlo mas si se llaman creyentes en Cristo.
La última cita se encuentra en la página 119:
“El número creciente de matrimonios entre católicos y otros bautizados requiere también una peculiar atención pastoral.”
En primer lugar, creo que si dos católicos se casan por civil, y no deciden casarse por el matrimonio religioso, deben ser excomulgados por no respetar la tradición de la religión además se han seducido por el placer mundano, no entienden el propósito bello del matrimonio que es construir familia, lo también cierto es que hay católicos que se casan con otros cristianos no católicos, por la sucesión apostólica es permitido que un católico se case religiosamente con un anglicano, ortodoxo y luterano debido a que esos obispos, antes de los diversos cismas, fueron ordenados por el Patriarca en Roma, dejando de lado la sucesión apostólica, considero que un esposo católico debe hacer todo lo posible para que sus hijos sean formados en la fe católica hasta tiene el deber de que el cónyuge abrace la fe católica que es la única que implica la convergencia de la fe y la razón para entender el misterio que es Cristo, tal como lo escribieron San Agustín de Hipona y Santo Tomás de Aquino en sus libros.
Invoco, a todo creyente cristiano en leer FAMILIARIS CONSORTIO de Juan Pablo II.
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