lunes, 5 de abril de 2021

Reflexiones políticas antes del 11-A

 

Renatto Bautista Rojas

Magíster en Gestión de Políticas Públicas, Licenciado en Ciencia Política y catedrático en la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV)


Publicado en El Montonero, con fecha 05/04/2021

 

Este es el último artículo que escribo antes del domingo 11 de abril que será el Día D para la democracia peruana porque hay dos modelos de Estado que se enfrentan en las urnas. Considero mi deber como joven profesional hacer unas breves reflexiones sobre el 11 de abril, pero antes recordaré a mis amigos lectores que el Perú tiene una grandez que no debe ser desperdicia por la demagogia y la ultraizquierda. En el Perú, surgió el mayor imperio precolombino que fue el Inca luego, tras la llegada de España, el Perú fue el virreinato más poderoso y aquí -precisamente en las Pampas de Ayacucho- se aseguró la independencia de las jóvenes naciones sudamericanas, pero lamentablemente los 200 años de República no han servido para construir un Perú moderno y próspero para la inmensa mayoría silenciosa de peruanos. Firmemente considero que el 11 de abril podemos evitar que el Perú siga en la senda de la decadencia económica que sucede desde julio del 2011 al llegar Humala al poder.

Para estas elecciones generales me atrevo a realizar dos clasificaciones de espectros electorales:

El primero es la ultraizquierda y sus aliados, los caviares:

Siempre reitero que el término caviar, en el Perú, se usa para definir a las personas de origen aristocrático que usan -con fines políticos- las banderas del socialismo para mantener su cuota de poder política. ¡Puro gatopardismo como en la famosa novela El Gatopardo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa! 

Los caviares representan la casta que gobierna al Perú desde la retirada de España de suelo peruano. Ellos representan un poder fáctico – mediático que hará todo lo posible para seguir en el poder. Para algunos podría ser raro o “antinatural” que sus aliados sean la ultraizquierda peruana o el castrochavismo (los dos términos son sinónimos), pero lo son porque les une intereses económico y parafraseando al gran Luis Alberto Sánchez: “las dictaduras han preferido convivir con el comunismo y arrinconar al aprismo.” Además, les une un tronco ideológico común que viene desde Carlos Marx hasta la actual aberración que se llama ideología de género.

Los candidatos de la ultraizquierda, a mi entender, son los siguientes:

Alcántara de Democracia Directa, Arana del Frente Amplio, Castillo de Perú Libre (¿de la dictadura comunista cubana no lo creo?), Gálvez de RUNA, Humala del dizque Partido Nacionalista (en su gobierno se hipotecó a los intereses geopolíticos de la Venezuela chavista y el Brasil de la destituida Dilma), Lescano de Acción Popular (que jamás ha sido un partido de derechas), Mendoza (la más firme agente del Foro de Sao Paulo y amiguísima del radical de izquierdas española, Pablo Iglesias), Vega del UPP y Urresti (que sin ser izquierdista socialista, es un demagogo que fue ministro de un castrochavista y vende patria como Humala).

De estos candidatos considero que los más peligrosos son Castillo porque es candidato de una franquicia con un cordón umbilical claro con la dictadura comunista cubana, Humala porque tiene todos los nexos con el castrochavismo y el Foro de Sao Paulo, Lescano por representar el giro izquierdista de Acción Popular y por “trayectoria” demagógica en 18 años en el Parlamento además representa la posible cuarta entrada de Chile en el Perú (la primera fue con la Independencia, la segunda en la Guerra contra la Confederación Perú boliviana y la tercera con la Guerra del Pacífico) e, indudablemente, Mendoza por ser la “cara joven” del espectro de la ultraizquierda y por representar la esperanza del castrochavismo de tomar (¡por fin!) el Perú como bastión del Eje del Mal Caracas, La Habana y La Paz.

Estos candidatos son un peligro para la democracia y las libertades políticas desde el momento que admiran y son tributarios económicos de genocidas dictaduras como la longeva cubana y la Venezuela chavista. Un peruano de bien y lúcido no puede votar por opciones que representan el caduco modelo de hambre, miseria y totalitarismo del socialismo. Lastimosamente, la ultraizquierda tiene licencia para mucho a pesar de ser los responsables del asesinato de más de 110 millones de personas desde 1917 hasta nuestros días, todo porque la dictadura, por antonomasia de la ultraizquierda, ganó la Segunda Guerra Mundial al lado de los Estados Unidos y de Reino Unido de Gran Bretaña. ¡Caro se pagó el precio de soportar la impunidad de la ultraizquierda mundial! ¡Lúcidos fueron los generales Patton y Mc Arthur sobre el verdadero enemigo! Volviendo al Perú, la ultraizquierda representa un modelo político caduco que ha fracasado en todos los países donde se ha implementado desde la Rusia soviética de Lenin hasta la Camboya de Pol Pot.

En lo que se conoce como la izquierda caviar o gatopardista sus candidatos son:

Forsyth de Victoria Nacional (antes se llamaba Restauración Nacional de un incoherente evangélico apellidado Lay), Guzmán (recordado viceministro humalista y el señor de los incendios) y Salaverry de la franquicia Somos Perú.

Los tres son las “cartas fuertes” de la élite caviar peruana. Indudablemente, las posibilidades de Guzmán y Salaverry de pasar a la segunda vuelta son las mismas de encontrar vida inteligente en Júpiter, pero en el caso del arquero mediocre son distintas porque el poder fáctico lo presenta como un “candidato centrista” cuando en verdad es una candidatura gaseosa y que no representa nada concreto salvo los intereses del padre diplomático en gobernar tras bambalinas. ¿Qué méritos tiene para ser Presidente? Ninguno porque fue un mediocre arquero, fracasó en su empresa, fracasó en el matrimonio religioso (¡violencia psicológica!) y dejó la Municipalidad de La Victoria para “jugar” a la política y sin olvidar que no es un profesional. Es decir, nunca ha ganado nada en la vida salvo por ser hijo de un diplomático aristócrata y punto final.

El segundo espectro es del centro hacia la derecha donde los candidatos son los siguientes:

 

Acuña de APP, Beingolea del PPC, Hernando De Soto de Avanza País, Keiko Fujimori de Fuerza Popular, Rafael Santos de Perú Patria Segura y Rafael López Aliaga de Renovación Popular.

Sinceramente, Acuña más que un político de centro derecha, es una persona pragmática que ha construido un imperio universitario interesante y que sabe que su objetivo es poner congresistas para tener algún poder de negociación. Luego, tenemos al histórico PPC, que tradicionalmente sería un partido del centro derecha, pero que ha sido tibio desde el momento que apoyaron a la corrupta Villarán en la revocatoria y percibo que tienen una deriva de presentarse “ultra centrista” (¡la tentación del centro!) por el miedo de aceptarse como de derecha. ¡Sería una lástima que un partido histórico no pase la valla electoral!

Sinceramente, De Soto -al comienzo- me pareció una candidatura interesante porque es un intelectual, pero creo que se ha rodeado de gente no valiosa. ¿Qué es Avanza País? Es una franquicia electoral fundado por un persona de la izquierda socialista como Pedro Cenas y que tiene como “asesor” a un radical de izquierdas como Terry Paredes que estuvo cerca del castrochavista Humala y de la franquicia castrista llamada Perú Libre (jamás de la Cuba comunista). Además, De Soto no ha querido establecer una posición clara sobre el aborto, la ideología de género y la situación sobre las Universidades públicas.

Luego se encuentra Keiko Fujimori que representa un sector del electorado que añora el decenio autoritario de Fujimori padre. No soy un anti fujimorista militante ni les tengo odio, pero la marca política Fujimori aún mantendrá su gravitación electoral por dos razones: Por la obra asistencialista que recuerdan sus electores y porque Fujimori representó la penúltima ola de confrontación y división entre peruanos. No olvidar que su “chivo expiatorio” fueron los tres partidos políticos más longevos: El APRA, Acción Popular y el PPC.

Un poco más a la derecha de Fujimori hija, se encuentra Rafael Santos que tuvo buena performance en el último debate electoral por el término “club de lagartos” asignado a los candidatos que representan la debacle moral y de gestión pública del actual gobierno. No olvidar que Santos, con documentos en la mano, demostró que Lescano no tiene grados académicos de Magíster ni de Doctor, pero así es Profesor Principal en una Universidad Pública en Puno. Indudablemente, Lescano le encanta vivir de nuestros impuestos, pero lo raro es que la Fiscalía ni el Jurado Nacional de Elecciones se ha pronunciado de este delicado tema que podría tener consecuencias penales porque representaría falsedad genérica.

A la más derecha se encuentra Rafael López Aliaga que representa un voto de una derecha conservadora que aún no ha tenido espacio electoral y se siente marginada desde el gobierno de Humala. Definitivamente, no son ultraderecha porque no pretenden establecer ninguna dictadura totalitaria al estilo de la nazi, son una derecha conservadora y dura al estilo de VOX de España, aunque no tienen tantos cuadros políticos de la altura de Santiago Abascal, Rocío Monasterio, Iván Espinosa, Macarena Olona y Javier Ortega Smith. Lo que sí creo es que los católicos y evangélicos coherentes con su religión, votarán por López Aliaga por su defensa a la vida. Además, los dos méritos comunicacionales de López Aliaga son su mensaje no a la mermelada y fuera Odebrecht.

Acabaré este artículo con dos breves reflexiones:

Primero: Considero que todos los candidatos deberían suscribir un pacto mínimo sobre el rescate del sistema de salud público peruano que es un fiasco tras la llegada del virus chino en nuestro país. Se han muerto más de 52 mil peruanos, pero no percibo que ningún candidato presidencial le da la importancia debida porque son vidas de peruanos perdidas por un virus tan nocivo.

Segundo: No soy arrogante para cobrar 39 soles, ni un real, por decirte por quién votar, pero sí les digo que no se merecen el voto los candidatos de la ultraizquierda y caviar porque llevan gobernando 10 años, en el Perú, y sus resultados son negativos desde el campo moral hasta el desastre que vivimos porque los gobierno de los lagartos (Vizcarra y Sagasti) no han comprado vacunas ni camas UCI ni respiradores artificiales. Es decir, permiten este genocidio lento contra 30 millones de peruanos. ¡Los caviares y la ultraizquierda son pésimos gestores públicos!

Solo queda votar por opciones constitucionalistas y democráticas, pero lo que, si apuesto es que los caviares harán todo para seguir en el poder, no creo que lo suelten por la vía electoral. ¡Los caviares tienen el poder fáctico – mediático para destruir cualquier opción constitucionalista que pasará a la segunda vuelta!

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