Renatto Bautista Rojas
Magíster en Gestión de Políticas Públicas, Licenciado en Ciencia
Política y catedrático ordinario en la Facultad de Derecho y Ciencia Política
de la UNFV
Publicado en El Montonero, con fecha 5-07-2022
Sudamérica tiene todas las posibilidades de estar al nivel
económico de los Estados Unidos y Europa, pero no lo está -por el momento-
debido a que existe una enorme tara mental de muchos de sus habitantes que es
la terquedad en creer que un modelo caduco como el socialismo funcione bien en
Sudamérica a pesar de que fracasó estrepitosamente en la Europa del Este y la
extinta Unión Soviética. Además, para no remontarnos a Europa de la
década de los 80s del siglo pasado, miremos dos longevas dictaduras socialistas
en nuestro continente que son Cuba y Venezuela donde la pobreza supera el 90%,
pero sus dictadores siguen hablando de la monserga de “patria o muerte” cuando
millones han huido de esas cárceles que se han convertido esos países por culpa
de los hermanos Castro, el cantinflesco Chávez y su excrecencia de apellido
Maduro.
Es increíble que casi 8 millones de venezolanos hayan abandonado
su país, por culpa de una corrupta dictadura socialista, para que la mitad de los
electores peruanos, chilenos y colombianos voten por políticos adscritos al
castrochavista Foro de Sao Paulo. Indudablemente, el horror que viven los
venezolanos les tiene que pasar en su propia piel para que crean que el
socialismo siempre acabará en hambre, miseria, muerte y totalitarismo a pesar
de sus frases clichés como “patria o vida” o “socialismo del siglo XXI” o “la
derecha ha gobernado 200 años.” La última frase cliché es la que me más risa
porque en Sudamérica han abundado dictadores socialistas como los Castro,
Ortega, Chávez, Maduro, Correa, Morales y Velasco en el Perú.
Sinceramente, siempre consideré a los chilenos y colombianos como
los más pensantes en Sudamérica, pero al entregarse libremente a los brazos de
los socialistas Boric y Petro, respectivamente, demuestran que son cándidos,
malos o tontos (o las tres juntas) para destruir sus democracias y economías
con una soberbia juvenil.
A modo de conclusión manifiesto que esa tara mental llamada
terquedad hace que Sudamérica siga en la mediocridad como pobreza a pesar de
los enormes recursos naturales que tenemos. Espero que pronto, nuestras
naciones se limpien definitivamente de estos regímenes socialistas que solo
multiplican la miseria como la pobreza.
¡Viva la libertad!
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